viernes, 26 de agosto de 2016

Carmen

Carmen decidió mudarse al sur de la Florida hace apenas un año. Quería un nuevo comienzo después de divorciarse de su esposo, con quien apenas estuvo casada siete meses. Habían estado juntos durante cinco años y aunque había surgido la idea de mudarse juntos ella no se animaba a intentarlo por fuera del vínculo matrimonial.
Yo no sabía nada de esto antes de subirme al carro. Lo único que sabía era su nombre y que estaba dando muchas vueltas tontas antes de recogerme. Desde que Uber, Lyft y las demás aplicaciones de transporte son lícitas en los condados de Broward y Miami/Dade me la paso trepado en carros ajenos. Tengo conversaciones cortas con desconocidos con quienes comparto unos minutos y unas cuantas millas y siempre me dejan pensando cosas.
Carmen viven en West Palm Beach y lleva apenas una semana trabajando como conductora de Lyft. Hoy tuvo su primer día moviéndose por Miami y estaba un poco nerviosa, así que tuve que darle indicaciones con relación a la ruta. Le conté que soy colombiano, que me casé y que hasta el año pasado vivía en Tennessee con mi esposa. Me preguntó si tenía hijos y le dije que por ahora estábamos disfrutando la compañía del otro. Carmen soltó esa sonrisa amplia, sincera y brillante que tienen los afroamericanos. That's beautiful - me dijo - and I'll never forget it. Fue ahí cuando me contó su historia de amor y desamor. Su mamá y su hermano le dijeron que el primer año de matrimonio era difícil, pero que de ahí en adelante todo iba mejorando. Pero no aguantó. Se cansó de los abusos de su esposo. Para abusar de ti - me dijo - no tienen que golpearte. No iba a soportar que él abusara de ella y fue así como terminó divorciada y viviendo en West Palm Beach; y fue así como decidió empezar a trabajar como conductora y buscando más dinero empezó a moverse más por el condado de Miami/Dade. Y hoy fue su primer día y yo fui su primer cliente.
No voy a dejar de intentarlo - me dijo. Voy a seguir buscando el amor y cuando vuelva a casarme voy a recordar lo que me dijiste acerca de disfrutar la compañía del otro.
Cuando llegamos a nuestro destino me preguntó si podía estrecharme la mano.
Le di una buena calificación y dos dólares de propina.

sábado, 4 de junio de 2016

Veinte Años del Anticristo


No sé cómo comenzó el rumor ni cuándo lo escuché por primera vez, pero debió haber sido en algún momento del primer semestre de 1996. Yo tenía 14 años y alguien me dijo que alguien le había dicho que le habían contado una historia escabrosa que la alcaldía, la arquidiócesis y los medios estaban tratando de ocultar. 
El cuento era que en el Hospital de Caldas había nacido un niño muy feo. Tan feo que cuando la enfermera lo llevaba a una sala de observación dijo en voz alta: "Qué niño tan feo", a lo que el niño respondió con una tenebrosa voz de adulto: "¿Feo? Feo lo que va a pasar el 6 de junio". El niño había muerto inmediatamente después de hacer su revelación apocalíptica y la enfermera estaba encerrada en el hospital psiquiátrico. De la mamá no se sabía nada.
Seguramente oí el cuento en el colegio, pero también lo oí en la panadería, repetido por las señoras del barrio Los Agustinos, lo oí también de boca de alguna amiga de mi abuelita, de la gente que toma café en el centro y de los amigos de mi hermano. Cada vez aparecían más conjeturas y arandelas. Pensábamos que todo tenía sentido porque el seis de junio del 96 iba a ser un día 6/6/6 y todos sabemos que ese es el Número de la Bestia. Hacía mucho calor y ese calor es pura señal de terremoto, además el año anterior había temblado dos veces muy duro y se habían caído algunas edificaciones en Pereira. No había duda, había llegado el momento de la destrucción de Manizales (gracias a un terremoto) o seguramente el Anticristo habría de nacer en la ciudad más religiosa del Eje Cafetero.
Así son las leyendas urbanas o los chismes de pueblo (que son leyendas urbanas o chismes de pueblo dependiendo de qué tan grande crea uno que es su lugar de nacimiento), son impredecibles, toman vida propia, se llenan de detalles que la gente les va agregando y al final no pasa nada; nadie confirma o desmiente el cuento y al llegar la fecha señalada no aparece el Anticristo, ni hay un terremoto, ni Dios descarga su ira sobre nosotros, ni sale la enfermera del psiquiátrico. Simplemente hace calor (calor de terremoto) y uno cumple 15 años y esas historias van pasando al olvido.
El único anticristo que conocimos en 1996 - por cierto - fue Marilyn Manson.