martes, 30 de agosto de 2011

Empezar de Cero

Salí a almorzar bajo el sol canicular de las 12 del día. Dejé que mi celular escogiera de forma aleatoria cualquier canción para caminar por el norte de Bogotá y me soltó 'Cuando Te Vas'. Yo que tengo tan buena memoria para las fechas había olvidado que hace cinco años, en algún momento durante la última semana de agosto, Codiscos lanzó al mercado Empezar de Cero, el primer álbum de Gatoblanco.
Gatoblanco en junio de 2005
Cansados de tocar puertas con nuestros demos en todas las casas disqueras de la ciudad de Bogotá, decidimos empezar a grabar por nuestra propia cuenta las canciones que habíamos compuesto y que estábamos tocando continuamente en los bares en la ciudad. El ejercicio en aquel entonces era intenso: escribir una canción, organizar una secuencia, ensayarla, tocarla en vivo, modificar la letra, ir puliendo la canción en tarima y repetir el proceso semana tras semana y cada vez con más canciones.
 A finales de 2005 ya habíamos grabado, mezclado y masterizado 10 de nuestras composiciones y habíamos diseñado el arte de lo que sería nuestro primer álbum. Camilo Mateus y Juan Pablo Velasco se encargaron de las fotos de la banda. Elízabeth Pulido completó el diseño con unas fotos viejas de Soda (un gato blanco que teníamos y que había muerto unos meses atrás) y le dio unidad a todo con los colores corporativos de la banda y nuestro propio logo, que habíamos empezado a trabajar años atrás con un chico llamado Juan Fernando que nunca volvimos a ver. Éramos una banda. Todos éramos una banda. Teníamos un nombre, teníamos música, teníamos un disco lleno de blanco, negro y naranja; teníamos un grupo de amigos que iba a vernos donde quiera que tocáramos, teníamos una canción en radio y dos videoclips listos (dirigidos ambos por Ricardo Salazar).
Soda en mis piernas - Mayo de 2005
En enero de 2006, cuando llegaron las cajas con 1.000 CDs prensados y abrí el primer celofán me dieron ganas de llorar. Lo había logrado. Antes de los 25 años - como me lo había propuesto - había hecho un disco con Sebastián y con Manuel. Entre amigos y seguidores vendimos las casi 2.000 copias que necesitábamos vender para recuperar los costos de diseño y prensaje. En una reunión con amigos de la universidad, Adriana Villegas me contó que su prima - Catalina Mejía - estaba trabajando en Codiscos y me sugirió llevar una copia del tiraje independiente de Empezar de Cero a su oficina. En abril nos llamaron a decirnos que les interesaba firmar a Gatoblanco con el sello WattsUp!, en junio firmamos el contrato y en agosto el álbum estaba en las estanterías de las discotiendas y nosotros emprendíamos un intenso y bonito proceso de promoción.
Manuscrito de la letra de Vienes Bien
Con el paso de los años entendimos que firmar con una disquera y sacar un álbum al mercado sería apenas un paso adelante en una carrera que ha demandado esfuerzos y hacer muchas otras otras cosas para no dejar de producir música. 
A Empezar de Cero le debo mucho. Por primera vez sonamos en radio, por primera vez tocamos en ciudades distintas a Bogotá y Manizales, por primera vez salimos del país y aparecimos en canales musicales. Ese disco que hablaba de las cosas que vivimos todos al salir de casa, me enseñó años después que la vida es un reinicio constante, un Empezar de Cero tras otro, un nuevo horizonte todos los días. No nos hizo millonarios ni famosos como hubiéramos querido a los 17 años, pero Empezar de Cero - finalmente - nos hizo músicos.

sábado, 27 de agosto de 2011

Comentarios Inútiles 25

1. Con todo esto de los teléfonos inteligentes, ha salido a relucir otra de mis pequeñas mañas de tipo obsesivo: así como en el iPod tenía que tener todas las portadas de los álbumes que cargaba, a cada uno de mis contactos en el celular le tengo que tener la foto indicada. Y no puede ser una foto cualquiera. Preferiblemente debe ser una foto de la persona sonriendo y que quede bien encuadrada en el formato de 3x4 con orientación vertical propio de la imagen de contacto de un BlackBerry. No imaginan las horas que he perdido, pero tampoco imaginan lo agradable que es verlos sonreír cuando me llaman o me envían un mensaje de texto.
2. El pelo medio liso o levemente ondulado tiene una particular ventaja sobre el pelo altamente ondulado o decididamente crespo y es la "acariciabilidad". El ejercicio de acariciarle la cabeza a una mujer que tiene el pelo liso es más sencillo, las manos se deslizan más suavemente y ello se presta para el ejercicio de la ternura. Sin embargo, la posibilidad de enredar fuertemente los dedos dentro de la cabellera de una mujer bien crespa durante el sexo es uno de esos placeres de los que uno seguramente se acordará cuando esté en su lecho de muerte. Es de esas cosas que arrancan sonrisas a solas y que lo hacen a uno lucir como un atronado en la calle.
3. La religión y las creencias espirituales son un tema delicado. Pensaba yo esta mañana que uno de mis tesoros es estar rodeado de personas buenas, para las cuales si existiese una religión universal, ésta sería la ética. Creo que de verdad me importa poco si una persona es católica, budista, judía, atea o cientóloga siempre y cuando tenga dentro de sí la semilla del bien y obre adecuadamente porque crea que debe hacerlo y no por temor al castigo de Dios, del diablo o del karma. En este "País del Sagrado Corazón" estamos llenos de personas que prefieren recurrir a la trampa, que se apropian de lo ajeno, que pasan por encima del otro y se conforman con pedir perdón a Dios cuando sienten que han obrado mal o dejan todo en manos de Dios cuando deberían tomar ciertas situaciones por su propia mano.
4. No sé cómo llamar a esta condición: tengo un pelo en la ceja izquierda que crece a una velocidad inverosímil. En menos de dos semanas tiene una tamaño que duplica al de sus compañeros. Se sale del grupo, se despeina, lleva la contraria. Lo arranco y vuelve a salir. 
5. Anoche conocí un actor inglés. No estoy hablando de una superestrella de la pantalla grande, sino de un actor que se gana la vida con un trabajo estable para seguir actuando; un actor que tiene que ser recepcionista, o asistente, o secretario de alguien para seguir actuando. Cuando me preguntó qué tipo de música hacía y me pidió que le explicara cómo me ganaba la vida (escribiendo por encargo, haciendo traducciones y enseñando), me respondió: - So, you're successful! Pues sí, hemos sacado dos discos al mercado, hemos tocado en varias ciudades del país, he salido de Colombia gracias a mi trabajo. Puedo considerarme un músico exitoso.
6. También ayer en la mañana me llamaron de un programa radial de la emisora de la Universidad de Manizales - donde estudié - para hablar acerca de la industria cultural en Colombia. Les conté acerca de las conclusiones que hemos desarrollado durante los últimos años con mis dos compañeros de banda: 
a. Durante siglos los músicos vivieron del mecenazgo de los reyes y sus cortes. 
b. Cuando los primeros músicos se independizaron empezaron a vivir de sus conciertos y de su fama como docentes. 
c. El siglo XX trajo la figura de la superestrella millonaria. 
d. Esa figura desaparecerá pronto y los músicos exitosos vivirán como viven los profesionales o los empresarios exitosos, pero es poco probable que esas fortunas obscenas vuelvan a verse en la industria de la música. 
Por ende estoy contento y tranquilo con lo que he logrado, les dije. Además hoy todos podemos ser artistas a nuestro modo, podemos grabar canciones y subirlas a MySpace, hacer pequeñas películas caseras y mostrarlas al mundo gracias a YouTube, mostrar lo más artístico de nuestras fotografías en Flickr o cumplir el sueño del escritor a través de Blogger.
7. "El pasado se contrae. El futuro se dilata. Contracción y dilatación se influyen recíprocamente y así surge lo que es propicio". Estas son unas palabras del libro del I-Ching que volví a encontrar en mi bandeja de entrada de Facebook esta semana. Me las escribió una amiga con las que he sobrepasado un par de veces las fronteras de la simple amistad y entre ambos existe una especie de amor silencioso, que no sé si vaya a tener cabida en algún futuro o haya tenido cabida en alguna vida anterior.
8. Y vuelvo a pensar entonces que el amor verdadero sólo es posible entre dos amigos. Cuando uno no puede ser completamente transparente con la persona que tiene a su lado la relación está incompleta, creo yo. Una cosa es el deseo y el gusto, pero el amor (ese amor de pareja, ese amor en el que uno se siente completo) no es posible sin la amistad, sin la amistad pura y desinteresada que uno puede tener con pocas personas.
9. El regreso de Illya Kuryaki and the Valderramas me tiene emocionado. Me gusta que tenga futuro algo que yo amaba y consideraba extinto para siempre. Si bien me gusta lo que ambos han hecho por separado, amo la combinación de sonidos funky que sólo logran Dante y Emmanuel estando juntos. Es como si el tiempo abriera y cerrara puertas para que las cosas sucedieran. De todas las dimensiones universales tal vez sea el tiempo la más importante, la más decisiva y es por eso que a veces pienso que para ella y para mí hay un hueco abierto en el futuro, mientras el presente nos depara cosas distintas. Que vaya ella y cometa sus errores, que yo cometeré los míos, los errores propicios para que en el futuro el tiempo nos tenga preparado un mejor terreno. 
10. El nuevo álbum de Superlitio, por otra parte, me hace recuperar la fe en el trabajo constante como una forma de hacer una obra importante. No me saco de la cabeza Sexo con Amor. "Tú me besas con mucho cariño", me dice siempre. Pues claro. Así se siente el sexo amoroso.
11. Los dichos siempre pueden ponerse en tela de juicio. A lo mejor la esperanza es lo último que se encuentra.

lunes, 22 de agosto de 2011

30 Frases

1. "Juan, venga a conocer a su hermanito."
2. "Si me tocas La Potra Zaina te doy mi teléfono."
3. "Primo, mi amiga le manda a decir que usted tiene unos ojos muy bonitos."
4. "Primero se afeita en el sentido en que crece el pelo y luego en el sentido contrario."
5. "¿Y qué opinan de Gatoblanco? Me gusta como suena. Es un bonito nombre."
6. "Verte desnuda es recordar la tierra, la tierra lisa limpia de caballos..."
7. "¿Usted es que es pendejo? Esa canción está increíble, venga grabemos una maqueta ya."
8. "No es un bebé. Son gemelos."
9. "No son gemelos. Son gemelas."
10. "¡Ponga Radioacktiva ya! ¡Está sonando El Patrón!"
11. "No se le olvide a qué vino a esta ciudad, mijo. No se le olvide."
12. "Gracias por ser profesor de corazones duros como el mío."
13. "Contigo nunca me siento culpable. Contigo lo tengo todo, de todo un poquito."
14. "Te llamo a confirmarte que estoy esperando una niña."
15. "Yo sé que tú no quieres llegar a viejo. Yo en cambio envejecería contigo."
16. "Si me llega a pasar algo, por favor saque mi diario del computador y guárdelo."
17. "Este niño debería entrar directamente a kínder, si a usted no le molesta."
18. "Las cosas nunca suceden antes ni después, mijo, pasan cuando tienen que pasar."
19. "Creo que me entiendes mejor de los que me entiendo yo misma."
20. "Yo que lo conozco bien le recomiendo una cosa: No se emplee."
21. "Por el bien del grupo deje de estudiar música, no se contamine más. Así nos sirve."
22. "Cuando necesites alcanzar una nota muy alta flexiona ligeramente las rodillas."
23. "De los 20 a los 30 lo importante es aprender."
24. "Se requiere más amor en la partida que en la llegada."
25. "Como tienes múltiples talentos la vida te está exigiendo explotarlos todos para poder vivir."
26. "No pierdas la calma y la paciencia, que son las cosas que más admiro en ti."
27. "Nos hemos visto en otras vidas y vamos a vernos en otras vidas."
28. "Tienen que tocar, tocar y tocar. Ustedes concéntrense en la música y que los demás hagan lo demás."
29. "¿Cómo que música o comunicación social? Naranjo, esperamos más de usted."
30. "Si uno no vive de la música igual vive para la música."

viernes, 19 de agosto de 2011

Comentarios Inútiles 24

1. "Lleve música", me decían mis amigos del colegio cuando teníamos alguna fiesta de garaje. A mediados de la década de 1990 los DJs de las minitecas se movían por Manizales con unos bolsos donde guardaban carpetas llenas de discos compactos con merengue, salsa, house, vallenato y una que otra joya tropical que salía a relucir en las fiestas de 15 años cuando la generación de los padres iba desplazando de la pista de baile a la de los hijos. Pero nosotros a duras penas contábamos con unas lucecitas precarias de Fernando Murillo, con un subwoofer al que había que pagarle la carrera en taxi y con los discos que todos aportábamos. Beto y Murillo tenían merengues, vallenatos y esos demoniácos compilados de "Máquina Total" en los que en cinco o seis pistas se resumía toda la electrónica mundial del semestre en mezclas extensas. Yo ponía la salsa y algo de pop. Como hacíamos las fiestas con equipos de sonido con bandeja para varios CDs el bache entre canción y canción se sentía, pero no tanto como si sólo hubiera espacio para un disco. Hoy la fiesta anda en el iPod de mi amigo Camilo Mateus o en una lista de Grooveshark. A veces ni siquiera dejamos terminar las canciones.
2. La vi caminando por Unicentro y casi no logro reconocerla. De hecho no la reconocí. Un par de pasos después de mirarla a los ojos recordé quien era y me quedé paralizado, sin ánimos de dar unos pasos atrás para saludarla. Solía ser una mujer hermosa. Participó en reinados de belleza y todo mi grupo social la deseaba cuando rondábamos los 20. Según mis cálculos tiene 29 años y gracias al sinnúmero de cirugías plásticas que le desfiguraron el rostro parece más una mujer de 45 tratando de quitarse una década de encima. Subí por las escaleras eléctricas al segundo piso de Unicentro. Saludé con un beso en la mejilla a mi compañera de almuerzo que también tiene 29 años. Miramos hacia el primer piso y la vimos pasar de nuevo. "Como era de bonita" dijo. Almorzamos sopa mexicana.
3. "Hágame el favor y si va a conseguir novia consígasela con un nombre distinto al de la novia de Manuel. Eso era muy complicado cuando uno decía: - ¿Cuál Isabel Cristina, la novia de Juan o la de Manuel?". Palabras de mi mamá al conocer a la novia de mi hermano el pasado fin de semana.
4. No nos digamos mentiras. Madonna no está igualita. Ya se le notan los 53 años.
5. Agarrarle las nalgas a una mujer es tal vez uno de esos procesos intuitivos que a lo largo de la existencia masculina se van perfeccionando. Yoü and I de Lady Gaga es tal vez la canción que más me gusta de Born This Way. Es una composición simple y bonita que podría haber grabado Elton John o Guns 'n Roses sin ningún problema. Ayer vi el videoclip. Es otra de esas producciones épicas que deberían venir con notas al pie para uno seguirle el hilo y  Gaga sale vestida de hombre, fumando y bebiendo con la ansiedad propia del macho borrachín. A los 5 minutos y 19 segundos Mr Gaga le agarra las nalgas a Lady Gaga y ahí devela su condición femenina. Los hombre agarramos las nalgas de otra manera, con otra actitud, con más fuerza y presión que movimiento. Yo podría enseñarle a Lady Gaga a agarrar unas nalgas con la actitud indicada. No necesitamos más que sus nalgas, mis manos y unos minutos de práctica.

miércoles, 17 de agosto de 2011

In My Life

A lo mejor con el paso de los años uno va dejando atrás los recuerdos verdaderos, los originales, y empieza recordar las cosas como hubiera querido que fueran. En este recuerdo  estoy acostado boca arriba hablando con Cristina, o bajándome de un escenario con Manuel, o dejando la última flor sobre la tumba de Lucas al lado de Mauricio. Ya no lo sé bien. Cualquiera de esos recuerdos inventados es perfectamente factible. Y le digo a Cristina, a Manuel o a Mauricio:  - El día que yo me muera (así con la solemnidad de los que no tienen la más mínima intención de morirse)... el día que yo me muera quiero que me pongan esta canción.
Y cualquiera de ellos tres me mira con una solemnidad igualmente risible. Y no cree que ese momento vaya a llegar y no cree que de verdad yo lo esté esperando.

lunes, 15 de agosto de 2011

Yo Quisiera

Hoy no voy a darte lora con los mismo cuentos de siempre: que esos tacones te empeoran los problemas circulatorios, que fumar potencia tu riesgo de desarrollar neoplasias, que yo no debería tomarme otro ron porque si sigo así terminaré diabético como mi papá o alcoholizado como mi abuelo. Hoy solamente nos deslizamos sobre la pista llena de sal en Juanchito, como dos pequeñas nubes rítmicas bailando al son del viento en el cielo de agosto.
Hay días en los que quisiera consagrar todo lo que soy y dedicar todo lo que tengo a hacerte feliz, trabajar desde temprano en fabricar sonrisas tuyas, en deshacerme en abrazos para protegerte del frío, en besarte sin pausa y cantar suavemente hasta que te quedes dormida. Pero hoy el gusto es mío, hoy me seguiste hasta aquí a bailar salsa, y luces hermosa en ese vestido ligero y te dan risa mis zapatos brillantes.
Damos un par de vueltas y parece que fueras a caerte. Te traigo hacia mi y amarro fuertemente mi brazo derecho a tu cintura, mientras trato de seguir - entre el bullicio - la letra de la canción: "Yo quisiera, princesita, que en la vida..."

jueves, 11 de agosto de 2011

Puente

No soy el mismo hombre de ayer ni eres la misma mujer de mañana. Somos impermanentes, efímeros, cambiantes, somos dos plumas al aire, dos viajeros inmortales, el fuego de Heráclito, un chico y una chica de dos países distantes que tratan de entenderse en un café neoyorquino. Me prendo de tu cintura y aprietas mi cabeza contra tu pecho, decimos querernos con frasecitas sueltas, con conversaciones triviales, con mensajes de texto, con las manos en las caras y con este abrazo en silencio. Ya en tantas otras vidas recitamos el mismo diálogo, ya en tantas otras existencias emprendimos la misma lucha y en múltiples ocasiones salimos victoriosos. No trates de controlarlo, ni me pidas que tome el control. Yo construyo los cimientos de este lado y te veo sonreír mientras - del otro lado - construyes los tuyos sin darte cuenta.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Britain on Fire

Muchas veces he dicho en conversaciones, tertulias, textos y tweets que la nación es un invento; que uno debería poder escoger dónde vivir y a qué nación pertenecer sin ser reprochado por los demás y que eso del orgullo patrio es un atavismo, una tontería, una burrada bien maquillada que nos venden los estados. En muchas ocasiones he dicho también, sin miedo y sin el más mínimo asomo de vergüenza, que a mí no me gusta Colombia. Y no me refiero al territorio, sino al estado colombiano y a la nación colombiana. También he citado en conversaciones a Leonel Orozco (un personaje de El Álbum de Mónica Pont de Octavio Escobar Giraldo que recomiendo a toda hora), quien una vez en España dijo que de ser colombiano hay que avergonzarse y que solo en el momento en que empecemos a avergonzarnos del país podremos empezar a transformarlo. Si a eso vamos (si la nación es un invento) tanto el orgullo patrio como la vergüenza patria serían comportamientos extremos injustificados y la nacionalidad debería ser, simplemente, algo anecdótico.
Sin embargo, así tan aparentemente apático con las nacionalidades, siempre he admirado - por razones tal vez irrelevantes - dos países y sus respectivas naciones: Inglaterra y Argentina.
¿Por qué admiro esos países y esas naciones? Bueno, por lo que han hecho. Admiro al reino Unido por la historia del pueblo anglosajón, por la forma en que tomó distancia de la iglesia católica, por el idioma, por sus aportes al rock y a la música popular, por su fama de ser puntuales y bien educados, por su papel en la Segunda Guerra Mundial. A Argentina la admiro por su literatura, por su música (el tango y el rock particularmente), por sus futbolistas habilidosos y un poco canallas, por su publicidad y porque en la década de 1990 llegaron a un punto de desarrollo en el que el 50% de la población (ojo, el 50% de la población) era considerada de clase media.
Con los disturbios que se están presentando en algunas ciudades del Reino Unido me pasa algo muy similar a lo que me sucedió hace 10 años con la crisis económica argentina y es que me duele algo, me generan una compasión y una empatía que pocas veces he sentido cuando situaciones similares se presentan en otras latitudes del mundo.
Ahora bien, me asalta la duda: ¿No debería sentir lo mismo por el país jodido en el que estoy viviendo mi vida? Supongo que sí, supongo que también me duele todo lo que pasa en el día a día colombiano, pero no se siente igual porque tengo idealizadas las calles de Londres y de Buenos Aires, el aire del puerto de Liverpool, los paisajes urbanos de Manchester, el viento de la pampa y los paisajes del Chaco; cosas conocidas a través de la lectura, del cine, de la música pero nunca presenciadas directamente. Ahora más que nunca quiero ir. No quedarme con la duda, aunque ello implique desinflar la ilusión, enfrentarse al trago amargo que uno siente cuando se sienta en su mesa esa mujer que le encantaba y que después de media hora de conversación resulta ser un fiasco.

lunes, 8 de agosto de 2011

Fearless

Resulta que me metí a un club de lectura, al cual debo hacer aportes después de terminar cada libro. Resulta también que últimamente mis lecturas están orientadas hacia cualquier parte menos hacia la literatura perseguida por nuestro club. Estoy leyendo un libro de cuentos maravilloso titulado Alto Voltaje, pero su lectura se me ha hecho eterna debido a que hay otros dos libros que empecé a leer y quiero terminar antes de mi próximo cumpleaños: Budismo para Dummies y Mis Finanzas Personales. No es la primera vez que hago el ejercicio de leer al tiempo dos libros con percepciones relativamente distantes de la vida y el mundo, ya que hace un año leía al tiempo a Srila Prabhupada y a Robert Kiyosaki (pulse aquí para más información).
Desde hace tiempo me llaman la atención las enseñanzas budistas, pero este fin de semana llegué a un tema que me ha estado dando vueltas en la cabeza y ha permeado las conversaciones nocturnas con mi compañera de apartamento: La ausencia de miedo.
Cuando Elsa y yo hablamos de cualquiera de nuestros planes siempre aparece la duda, el riesgo evaluado, la necesidad de organizar la vida para conseguir las cosas que queremos y casi de forma inmediata (cuando uno se pone a planear o a imaginar) aparece el miedo.
Así como es difícil eliminar los apegos, es igualmente complicado pero también supremamente necesario eliminar el miedo. ¿El miedo a qué? Al cambio, al dolor, al sufrimiento, a perderlo todo. Cuando uno desarrolla la ecuanimidad -entendida dentro de las doctrinas budistas como la conciencia de que todo en el universo es impermanente y cambia de forma constante - debe aparecer también la aceptación de que todas las cosas que queremos y tenemos o creemos tener, probablemente están cambiando y un día dejarán de ser nuestras. Esa falta de miedo, representada en las imágenes tranquilas de Buda sonriente, hace contrapeso a las imágenes de ausencia de miedo que vemos todos en los superhéroes que están dispuestos a morir por alguna causa en la que creen, aquellos que están dispuestos a perder su vida sin remordimientos porque saben que (en el fondo) esa vida no les pertenece.
Pienso en Leonidas enfrentando los ejércitos de Xerxes sin miedo a dejar su cuerpo en el campo de batalla, pienso en un boddhisattva sonriente y meditabundo que no teme perder nada porque sabe que cualquier resultado de lo que haga será positivo a la larga y contribuirá al logro de su propia iluminación. Todas estas imágenes llegan a mi cabeza cuando el mundo teme por la caída de las bolsas de valores y al desplome de una economía que está cimentada sobre ilusiones gaseosas y especulaciones financieras.
Estoy tranquilo. Nada tengo. Nada puedo perder.

jueves, 4 de agosto de 2011

La Máquina de Hacer Canciones

Me gusta pensar que soy una máquina de hacer canciones. Puede que a veces sea una máquina perezosa, una máquina que produce en cantidad solo cuando le tocan ciertas fibras, cuando le desencadenan el movimiento necesario. 
Esta máquina de hacer canciones se gana la vida escribiendo, traduciendo y enseñando, todo ello para poder darle combustible a su ejercicio vital, ejercicio que generalmente funciona mejor en compañía de Sebastián García y Manuel Naranjo.
Traigo la máquina de hacer canciones justo en el plexo solar, ahí donde me duele cuando sufres y no puedes dormir, ahí donde se me hincha de alegría la memoria astral con un abrazo de mis hermanas, con un chiste de mi papá, con la mano de mi mamá acariciándome el pelo o con una mirada de Zeta, con la vibración de la guitarra contra mi panza; ahí donde se me clava para siempre el pasaje conmovedor de un libro, la escena brillante de una película, la canción perfecta en el momento indicado o el sabor de tu lengua dibujando mis labios.
Tengo la máquina de hacer canciones en reparación, pero me pide a gritos que la encienda y no la pare nunca; que ella sabe que cada vez hará cosas mejores, que recuerde que cuando echó a andar hacía canciones horribles y que de ahí en adelante todo fue mejorando, que no deje que se la coma el polvo, que se la trague el olvido, que no me convierta en un tipo gris de esos que se obligan a ir a una oficina en vez pasarse la vida persiguiendo atardeceres.
En un par de semanas cumpliré 30 años. Desde hace doce soy una máquina de hacer canciones pero a veces se me olvida. Es hora de obturar de nuevo el botón de encendido y no parar nunca, para dejar de ser un tipo gris, para dedicar mi vida a perseguir atardeceres.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Signos II

Cerrá la puerta, apagá la luz, echate boca arriba sobre la cama y dale a ese MP3 la orden de reproducirse en loop una y otra vez. Sentí la reverberación, sentila que es así como recordás tu infancia en esa Manizales ochentera donde descubriste eso que llamaban rock en español, que así es como sonaba todo en el garaje de la casa en Campo Hermoso donde también te acostabas boca arriba y sin camiseta a oir a Soda Stereo en el 97. Qué bonita que es la incertidumbre, qué bonito es tener miedo, qué delicia no saber a qué atenerte, no saber qué esperar de nadie y adorar cada paso en vez de perseguir una meta como lo hace la gente normal, los que sueñan con jubilarse un día, con tener un carro más caro, un apartamento más grande, un mejor salario, pensiones suficientes para no preocuparse por nada en la vejez y así mirar hacia atrás y decir: 
- ¡Mierda! Desperdicié mi vida trabajando porque pensé que iba a ser feliz más adelante.
No vayás a abrir los ojos ni siquiera cuando su figura aparezca, cuando sea ella la que tome el control y te tenga atrapado entre redes, entre medias veladas con decoraciones incrustadas, con el olor que se desprende de su pecho, no vayás a abrir los ojos que la vida es eso y te la vas a perder si seguís ese camino que sigue todo el mundo, el de la gente correcta, el de los planes trazados, el de la afeitada matituna y la visita a la familia los domingos.
Dejate llevar por los signos de difícil interpretación, rechazá los esquemas, sentí la reverberación, besala ahora que la tenés en frente. La vida es cíclica, como el loop del MP3, que es a su vez tu CD dando vueltas en el equipo de tu casa y el cassette de tu tía Francia regresando una y otra vez al mismo punto. Dejá de sufrir por el mañana, no te perdás de placeres como éste. Cerrá la puerta, apagá la luz, echate boca arriba sobre la cama.


martes, 2 de agosto de 2011

Osvaldo

Estaba soleado el domingo. Queríamos cruzar la carrera 15 pero ya se acercaban los punteros de la Media Maratón de Bogotá, africanos magros que no parecían tener grasa corporal ni siquiera en la cara. Hablamos de esa delgadez impresionante, de cómo esas personas se habían convertido en máquinas para correr. Te acompañé durante un rato y después me fui trotando hasta el gimnasio. Recordé a Osvaldo, un compañero mío de la primaria que era absolutamente imbatible en las carreras que organizaban los profesores de Educación Física. Nadie podía alcanzar a Osvaldo. Era una máquina de correr que nunca se cansaba. Mientras yo jadeaba en el último bloque del pelotón de corredores, Osvaldo ya descansaba y tomaba agua sentado junto al profesor en algún lugar del Bosque Popular. Al final del lote estábamos los gorditos, los físicamente mal preparados, los piernicorticos, los que leíamos o veíamos televisión en vez de salir a jugar a la calle. Nadie iba a alcanzar nunca a Osvaldo. Era un verdadero atleta. No recuerdo ya en qué año salió del colegio pero definitivamente no se graduó con nosotros. ¿Finalmente le habrá servido para la vida esa habilidad atlética?
Te vi venir enrojecida por el sol. Me sonreíste desde lejos mientras yo escuchaba una canción sobre travestis. No estás diseñada para el deporte y pagué tu sonrisa con la mía cuando te sentaste a mi lado. Regresamos a casa despacio mientras los últimos atletas pasaban jadeando cerrando el último lote. Los ganadores de la Media Maratón llevaban casi una hora sentados en el césped del Simón Bolívar.

lunes, 1 de agosto de 2011

Primero de agosto

Me encanta cumplir años. De niño solía tachar en las hojas de un calendario los días del mes de agosto en una cuenta regresiva que iba de 22 a uno. Las personas que he conocido y dejado entrar hasta los rincones más profundos de mi corazón (que son más bien pocas) se han llevado equivocadamente una impresión inicial de arrogancia y ego inflado que no trato de desmentir con palabras sino con hechos. Siempre he llevado el pelo con un corte o un peinado particular y cuando traté de encajar en la moda del momento, haciéndome el popular honguito noventero, me sentí como un tonto. Yo no nací para encajar. Nadie nació para encajar. Todos nacimos para transgredir. Conozco personas que detestan cumplir años, personas que lloran, que se conmueven o que entran en crisis cada 365 días. Mi papá es uno de ellos. Dice que le provoca meterse debajo de una piedra o estar completamente solo cada dos de mayo. Yo lo llamo o lo visito o le hago regalos no porque quiera empeorar su condición, sino porque deseo expresarle mi afecto en un día que es suyo y solo suyo. Agradezco mucho los esfuerzos ajenos por celebrar mi cumpleaños y pongo todo mi empeño en tratar de hacer pasar un buen día a alguien que quiero cuando está en mis manos celebrar su existencia. Si estuviera a punto de cumplir siete años y no treinta, me acercaría hasta la cocina - donde mi mamá siempre tenía un calendario - y pondría una equis sobre el primero de agosto. Hoy me conformo con publicar una entrada en el blog que me recuerde que el lunes primero de agosto del año 2011 tuvo una mañana soleada, que agradecí mis uñas, mis ideas, mi barba, la música que hago, el don de la palabra, la magia de decir "15 minutos más" en la cama, el dolor que me dejó en los músculos la clase de Pilates de las 6:00 am, la belleza y las complicaciones de estar vivo.