Manizales sin agua. Foto tomada de la página de El Colombiano. |
"Donde la amistad perdura por siempre como el agua pura".
Manizales y yo tenemos una pelea casada desde que me
fui o incluso desde antes, desde que empecé a estudiar comunicación y me di cuenta
por capítulos de que los manejos de la ciudad obedecían a una lógica feudal en la
que la gente vive agradecida con el Doctor X que ahora está en el concejo y le
ayudó a mi tía la de Villahermosa con un puestico de recepcionista en la
licorera, en el hospital, en el acueducto.
La nuestra es una ciudad rosquera y aprendimos los
manizaleños a armar roscas incluso por fuera de la ciudad y del país, y uno se
encuentra en Bogotá con gente que vive desesperada esperando que llegue el
puente para irse a retar la topografía nacional con tal de pasar dos noches en
el terruño húmedo y escarpado que nos vio nacer, ir al colegio, enamorarnos,
estudiar y después salir corriendo; porque no tenemos de amigo al Doctor X y
nunca nos pudo colaborar con un puesto en la telefónica o en la empresa de
aseo.
Manizales y yo tenemos un pelea casada y por eso
cuando Octavio nos contó que al director de Cotelco (un cuyabro que ama a
Manizales como pocas personas en el mundo) se le había ocurrido una campaña
para promover el turismo y quería que Gatoblanco hiciera una canción para dicho
fin, yo me sentí más retado que nunca como músico.
Nos sentamos Sebas, Manolo y yo a tocar y fueron
saliendo los acordes y fue saliendo la melodía y llegó el momento en que me vi
encartado con una hoja en blanco buscando escribir cosas bonitas sobre la
ciudad donde están mis papás, mis hermanas, algunos de mis grandes amigos y
muchos de los mejores recuerdos de mi vida. No quería caer en el lugar común y
no quería reflejar la pelea que Manizales y yo tenemos casada y todos y cada
uno de los versos escritos fueron sinceros, sentidos, escritos con cariño y con
cuidado.
Nos metimos al estudio, llamamos a Sebastián Yepes y
a Andrés Gutiérrez, grabamos la canción, la presentamos en el marco de la
celebración de los 160 años de la ciudad, en la misma Plaza de Bolívar donde 10
años antes se había celebrado el sesquicentenario con Jorge Barón y Rossy War
en el Show de las Estrellas.
Manizales y yo hicimos las paces. El alcalde Juan
Manuel Llano nos felicitó tras bastidores y de alguna manera sentí que le
estaba devolviendo algo de gratitud a la ciudad.
Hoy Manizales completa 10 días sin agua. Me mata de
rabia pensar que esa lógica feudal está viva y que simplemente una rosca
reemplaza a la otra y que las personas que se involucran en las campañas
políticas no lo hacen por convicción sino porque están esperando que el Doctor
X le ayude con un puestico en cualquiera de las instituciones públicas que
periodo tras periodo se reparten los dueños de la ciudad y del departamento.
Pero lo que verdaderamente me enfurece es esa pasividad típica del manizaleño
promedio, que simplemente se indigna de su puerta para adentro, que comenta en
La Cigarra o en el Cable lo que está sucediendo y que no va a hacer
absolutamente nada por romper ese círculo vicioso. Nosotros los bloggeros, los twitteros,
los facebookeros gritamos indignados y nos pronunciamos contra una rosca y
contra la otra; pero a menos que ocurra un milagro, este domingo muy pocos
manizaleños se pronunciarán con la furia debida en las urnas, pocos tratarán de
castigar por vía democrática a los hampones que tienen a la ciudad sin agua y
al cabo de unos meses todo se habrá olvidado y dentro de muchos años seguiré
visitando mi ciudad natal y seguirá congelada en el tiempo, en manos de los
mismos y la gente estará contenta con el puestico que el Doctor X les regaló en la empresa de energía o en el acueducto.
La falta de güevas es lo realmente
preocupante. La falta de agua es lo de menos.