sábado, 30 de octubre de 2010

Lucky Man


Yo también me vi al borde del abismo, en el fondo del pozo mirando hacia arriba, viendo cómo caía la noche y nadie venía a rescatarme. Yo también me vi con la soga al cuello, creyendo que no podía contar con nadie, que el pequeño castillo de naipes en el que vivía - con amigos, con dinero, con un carro, con un amor generosamente correspondido, con todas las cosas que me hacían la vida - se estaba derrumbando en una escena ralenti en la que yo no podía hacer más que observar y llorar con desconsuelo.
Yo también me sentí aprisionado, odié ese uniforme, me puse la trompetilla del fusil en la boca, lo desaseguré y traté de apuntar hacia el fondo de mi garganta para asegurarme una destrucción rápida e indolora del eje vital. A veces pienso que vino alguien a detenerme, pero me alegra reconocer que fui yo mismo.
Ésta es una hermosa mañana de sábado, del sábado 30 de octubre del año 2010, y quiero salir a caminar con la sonrisa que tengo en la cara desde hace unos días. Soy un hombre afortunado porque la felicidad es un camino que empieza de nuevo cada mañana y que puede terminar en cualquier momento. Qué más da si se me cae el pelo, si le debo dinero al banco o a un amigo, si no puedo salir en un New Beetle a escuchar Brit Pop sin rumbo fijo. Con un chasquido de los dedos todo puede terminar mal, así que hay que estar en paz con todo y disfrutar cada vez como si fuera la última.
Justo ahora no puedo llamar y decir que te quiero, que eres una lucky woman, porque llegó mi hermano de sorpresa y saldré a caminar con él. La vida está llena de sorpresas increíbles.
I'm a lucky man, with fire in my hands.

viernes, 29 de octubre de 2010

Chocolate Hazelnut Breadspread

El taxi se detuvo y ante la imposibilidad de darte un beso en el trayecto de regreso del café a la casa busqué alguna excusa tonta para bajarme. Pagué la carrera y subí por una cucharada de dulce de chocolate y avellanas. Nos sentamos en el balcón, nos fumamos un cigarrillo tiritando de frío mientras el agua hervía para compartir juntos un té negro. Me senté en tu cama a ver fotos viejas. Te sentaste en mis piernas y cuando intenté besarte me esquivaste con una sonrisa maliciosa. Ahí, justo en ese momento, perdí el control y apenas ahora tiendo a recuperarlo lentamente. El beso me lo diste tú. Te acercaste despacio y yo te tomé la cara con la mano derecha. No recuerdo cuándo había sido la última vez que había dado un primer beso y me sentí como un niño y fui feliz, porque si un primer beso no te hace sentir pequeño entonces no vale la pena. Tenía el sabor del cigarrillo, de la cerveza, de la carne, del té, pero sobre todo del dulce de chocolate y avellanas. Cuando pedí el taxi me acompañaste hasta la puerta caminando trepada en mis zapatos, besándonos como si fuera el último beso inocente, el último beso de dos niños que apenas se tocan los labios por primera vez. Retrocedí prolongando cada paso, haciéndolo eterno porque en la parte trasera de mi cabeza estaba grabado ya que iba a perderte después de esa noche. Fue una despedida. Lo recordé esta mañana mientras me decías hasta luego, mientras esperabas el eterno viaje del ascensor subiendo del primer piso al octavo. Ahora era yo quien estaba sin zapatos, quien regresaba despacio a la cama y se despedía de ti para seguir escribiendo, sonreí porque sentí - por un efímero instante - que en el pecho estaba grabado ya que eras mía esa noche, esta mañana, siempre.

viernes, 22 de octubre de 2010

Young Boy

Uno está sentado en su silla, simplemente se dedica a lo que debe dedicarse, a lo que los papás esperan de uno, a ser buen estudiante, a ser buen hijo, a sonreír tímidamente a las chicas en la mañana del sábado. A buscar un buen puntaje en el Icfes y a imaginar en el descanso qué es lo que quiere hacer en el futuro. Es 1997 y uno quiere que la dueña de esos ojos marrones despegue la mirada de la hoja de ejercicios y le regale una sonrisa. Esforzarse por encontrar el amor es una tontería, pero tengo 15 años y pasarán tal vez otros 15 para que llegue a entenderlo. Yo que me pasé meses y meses escribiéndole cartas de amor a quien no lo merecía y ahora quisiera escribir todas las canciones del mundo, pero lo haría única y exclusivamente si ella despega su mirada de la hoja de ejercicios.
Uno está acostado en la cama, simplemente se dedica a lo que debe dedicarse, a lo que la sociedad espera de uno, a ser un buen tipo, a hacer dinero, a sonreír al público en los bares y a abrazar a la mujer que ama en la mañana del sábado, a escribir gracias a un sueño o a un olor que lo devolvió al pasado. Es el año 2010 y el ruido de la construcción de enseguida es insoportable, así que cuando ella se voltea a preguntar qué hora es uno desearía que abriera los ojos para ser la primera cosa que vea en la mañana. Esforzarse por encontrar el amor es una tontería, uno simplemente se acuesta en varios lugares y resulta que una mañana se despierta enamorado y el amor le aprisiona los tobillos y le corre las sábanas y la envuelve a ella cuando uno la abraza. Yo que me pasé meses buscando la felicidad en los rincones de los muladares y ahora quisiera escribir todas las canciones del mundo, pero lo haría única y exclusivamente si ella abre los ojos y me mira. Abre los ojos, Corazón. Abre los ojos que ya es de día y esta sonrisa que la boca me dibuja nace con el sol únicamente para ti.

viernes, 15 de octubre de 2010

Sexy

Revisamos en los archivos del Diccionario Interactivo de la Academia del Reino de Cat-man-do y la República Anexa de Cat-a-loonia y encontramos la definición de la palabra 'Sexy' en este enlace de YouTube. El mismo puede encontrarse también en una versión de óptima calidad en el DVD 11,000 Clicks de Moloko, editado en el año 2004 en el Reino Unido por Sanctuary Records. Se advierte a los visitantes que el punto máximo de elevación de la libido del autor del mencionado diccionario se encuentra alrededor de los tres minutos de reproducción y coincide con la frase: "I'm all you require", encontrando también un punto muy alto un minuto y quince segundos más tarde debido al ejercicio de palmoteo.

jueves, 14 de octubre de 2010

Mi sueño

A veces tengo problemas para recordar ciertas cosas. Esta mañana, por ejemplo, traté de recordar en qué ciudad despertaba. Miré a la derecha, te vi durmiendo y recordé que estamos en algún lugar del Caribe, que la próxima semana cumplirás 60 años y que quisimos escapar de todo para celebrarnos mutuamente una vez más. Tomé la libreta de apuntes que guardo bajo la almohada y que he convertido gracias a tu consejo en un diario de sueños. Esta mañana soñé que otra vez tenía veintitantos años y me despertaba en tu cama y era la mañana de un miércoles cualquiera. No me preguntes cómo lo sabía, pero era miércoles, se sentía en el aire, tú lo sabes, hay días que tienen cara de miércoles y hay días que tienen cara de otra cosa. Otra vez esperar que el agua estuviera caliente y entrar a la ducha, preocuparme por las labores del día, por tratar de despertarte para que no llegaras tarde a la oficina. Salí de la recámara y el sol de junio ya estaba tostando la piel de la gente. "Estoy en un crucero de viejos", pensé, y recordé que mi papá me dijo un día que de no ser porque los achaques del cuerpo le recuerdan a uno la edad, uno se quedaría mentalmente en los 25 para siempre. "Estoy en un crucero de viejos con ella", pensé mientras pasaba por el bufete y desayunaba frutas. Pedí a uno de los meseros que te llevara el desayuno a la habitación y agregué una propina generosa. Ahora tengo esa manía de anotarlo todo, de querer recordarlo todo, de escribir todo en esta libreta que no sólo es un diario de sueños y que me acompaña mientras te espero en el salón de baile. Corté y limpié bien mis uñas, me afeité al ras, me peiné con cuidado, perfumé mi camisa, mi corbata, lustré mis zapatos y estoy estrenando medias. Con el paso de los años me he vuelto cuidadoso porque sé que aprecias eso, nos hemos amoldado el uno al otro de una forma que no imaginamos cuando teníamos veintitantos, cuando despertaba en tu cama y me preguntaba si los días tenían sensación de miércoles o de otra cosa. Te veo entrar por la puerta del salón de baile y me buscas con la mirada, de un lado al otro, porque la vanidad no te deja ponerte las gafas. Es mi sueño, ahí está mi sueño buscándome, adornado con un traje negro y trepado en sus zapatos altos. Cerraremos la libreta, bailaremos un poco. Esperemos que esta noche haya canciones viejas para celebrar amores duraderos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

The Way (Un cuento musical)

Raymond se miró las manos llenas de callos mientras el sol iba saliendo por el costado este de Texas. La luz de la madrugada iluminaba el pelo plateado de Lela, que iba tranquila al volante. ¿Cómo no tener las manos llenas de callos después de tantos años tallando la madera? Sintió un poco de frío, así que se resguardó bien entre el cuello de su chaqueta. Pidió a Lela que se detuvieran para llenar el tanque de combustible y tal vez desayunar con café, huevos, tocino y pancakes. Lela no quiso preguntar para qué llenar el tanque. Temple quedaba a sólo 15 millas de Salado y muy seguramente al atardecer estarían de vuelta en casa. Pero Texas es grande como el infierno y es mejor llevarle la corriente a Raymond, que ya está viejo y es caprichoso. ¿Para qué llevar mapas si vamos hasta Temple? Conozco las autopistas de Texas como la palma de mis manos, como la palma de mis manos llenas de los callos que me han dejado años y años de tallar la madera. Si Lela cree que conoce mejor las rutas sólo porque va al volante está muy equivocada. Pero cae la tarde y Raymond Howard no logra dar con la ruta indicada. Salimos hacia Temple y a Temple llegaremos aunque nos tome toda la vida. Muy seguramente los chicos estarían ya preocupados, pero una vez en Temple vamos a llamarlos, les diré que Raymond estaba un poco desorientado, que pasaremos la noche en algún hotel y regresaremos a Salado mañana temprano. ¿Viste qué simpático ha sido ese joven oficial? Si no nos detiene no hubiera recordado que había que encender las luces. Pero me ha parecido más simpático el sheriff. Primero el problema era tener las luces apagadas y ahora nos molestan por llevar las luces altas. Cálmate Raymond, muy pronto llegaremos a Temple y llamaremos a los chicos a decirles que estamos bien. Cómo quisiera una cama, estoy completamente rendida. En Temple hay buenos hoteles, Lela, ya verás. Tal vez no lleguemos a la feria pero te aseguro que vamos a tener una cena deliciosa y una cama muy cómoda para pasar la noche.
Cuando el auto rodó por el abismo Raymond estaba casi dormido. No tuvo tiempo de despertar ni se dio cuenta de lo que estaba pasando. Lela sabía que era necesario sacar las llaves del auto, poner la palanca en posición de parqueo, dar la vuelta y abrir la puerta de Raymon para que saliera al despertar. Le dolía todo el cuerpo y estaba muy confundida, pero probablemente alguien en la carretera lo habría notado y saldría de inmediato a buscar ayuda. Eran sólo 15 millas de Salado hasta Temple. Caminó unos 20 metros. Se desplomó sin entender lo que estaba sucediendo.


The Way - Fastball - 1998


They made up their minds
And they started packing
They left before the sun came up that day
An exit to eternal summer slacking
But where were they going Without ever knowing the way?
They drank up the wine
And they got to talking
They now had more important things to say
And when the car broke down They started walking
Where were they going without ever knowing the way?

CHORUS:

Anyone could see The road that they walk on is paved in gold
And It's always summer, they'll never get cold
They'll Never get hungry
They'll never get old and gray
You can see their shadows Wandering off somewhere
They won't make it home
But they really don't care
They wanted the highway
They're happier there today , today

The children woke up
And they couldn't find 'em
They Left before the sun came up that day
They just drove off
And left it all behind 'em
But Where were they going Without ever knowing the way?

Anyone could see The road that they walk on is paved in gold
And It's always summer, they'll never get cold
They'll Never get hungry
They'll never get old and gray
You can see their shadows Wandering off somewhere
They Won't make it home
But they really don't care
They wanted the highway
They're happy there today , today (repeat)

lunes, 11 de octubre de 2010

Cuidadito con tu lengua

Siempre me ha importado y siempre me importará el equivalente a su peso en mocos lo que la gente chismosa piense de mí. Una de las cosas que me encanta de vivir en Bogotá es estar alejado en la justa medida de esa preguntadera punzante y malintencionada tan típica del 90% de la población manizaleña. ¡Ah, mis paisanas, tan preguntonas ellas! Pero no es de uso privativo de mis coterráneas esa costumbre característica y molesta de hacer preguntas acerca de aquello que en realidad no les incumbe, de aquello que hace parte de la esfera privada y que no va a cambiar en absoluto el transcurso de sus vidas. 
¿Y ustedes dos qué? ¿Son novios o no son novios? ¿Y por qué no han vuelto a tocar? ¿De qué colegio fue que saliste? ¿Y cómo así que eres amigo de tu exnovia? ¿Pero ustedes dos tiene algo o no? ¿Y es que tu amigo es gay? ¿Por qué estás tan flaco, estás enfermo? ¿Y es que tú no sales los fines de semana?
Nena querida: procura guardar silencio si no tienes nada interesante o constructivo qué decir, si tus preguntas no conducen a ninguna parte, si tus comentarios están cargados de malas intenciones. Mira que un día de estos te puedes morder la lengua y vas a envenenarte con tu propia ponzoña y tendremos que asistir al pésimo espectáculo de tu necropsia, sólo para descubrir con tristeza - en palabras de mi querido Bananero - que tenías una barométrica repleta de mierda que te atravesaba el cráneo de oreja a oreja.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Increíble

Hace tanto frío esta noche de lunes, tanto, tanto, tanto que me voy a meter a la cama a seguir escribiendo. A estas alturas de la vida es un poco extraño no encontrarte ahí, ocupando casi toda mi cama, con las rodillas hacia un costado, quitándome el espacio, haciéndome feliz en vez de molestarme. Es gracioso que no estés para soltar uno de esos comentarios sarcásticos que cada vez me sorprenden y atormentan menos. Dirías "Usted se está acostumbrando a dormir conmigo, usted se está enamorando de mi", mientras yo me pregunto qué es lo que quieres decir realmente y sonrío con toda la paciencia del mundo.
Los gatos se quejan afuera. Te llamo a desearte una feliz noche. Hablo sandeces hasta que te quedas dormida.