lunes, 31 de mayo de 2010

Only the good die young

Termino el mes de mayo, este mes que fue una mierda, rescatando de mi cuenta en MySpace una entrada en el blog que quisiera conservar. Voy a cerrar la cuenta de MySpace y no tengo copia de este texto doloroso, escrito directamente en la caja de texto.


Manizales, diciembre 14 de 2007
04:21 am. No logro dormirme desde que Sergio me llamó a las 03:42. Pensé que por algún motivo estaba borracho y me llamaba a decirme alguna tontería. Las llamadas a mitad de la noche ya no me asustan. Siempre pienso que es un amigo borracho, siempre creo que me están llamando de una fiesta. Pero Sergio no me dejó ni saludarlo. Soltó la bomba en una sola frase:
- Juan: se mató Nicolás Ramírez.
¿Cómo? ¿Nico? Es así de sencillo. La muerte es como una rifa que nadie quiere ganarse. A esta hora no sé muy bien lo que pasó. Un accidente de tránsito, fiesta de la empresa, Nico el único muerto. Sergio estaba increíblemente alterado y con su llamada se libró un poco de ese sentimiento para transferírmelo a mi. ¡El Gato! No puedo más que pensar en El Gato. Y Sergio me dice que fue precisamente El Gato quien le avisó y que está vuelto una mierda. 2007 no ha sido un buen año para él. En marzo la mamá y en diciembre el mejor amigo. ¿Para qué lo llamo ahora? ¿Lo voy a llamar a preguntarle cómo está sabiendo que a su alrededor rondan los destinos fatales? Sé que se siente miserable, que se debe estar reprochando como nosotros por seguir vivo en un mundo como éste, en que sólo los buenos mueren jóvenes ("One by one only the good die young").
Y Nico: 25 años, brillante ingeniero electrónico metido en el sector del software. Un buen trabajo, un buen salario, un tipo con el que yo compartía un gusto por Borges que era casi como una afición a una banda de rock o a un equipo de fútbol. Fue mi estudiante durante un tiempo y su facilidad para aprender me facilitaba mucho el trabajo.
Cierro los ojos y trato de dormir y no lo consigo. La única imagen que viene a mi cabeza es la de Nicolás, El Gato y yo sentados mirando al patio de Isabela Caicedo. Los tres estamos borrachos y Nicolás llora. Nos dice que lo único que pide es vivir y ganar lo suficiente para darle a su hermano Sebastián una vida digna. El Gato trata de consolarlo. Prendo un cigarrillo y sigo mirando al patio.
¿Cómo coño voy a dormirme ahora?
A la larga me importa un culo graduarme hoy de Comunicación Social si mirando hacia atrás voy a recordar esta fecha como el día en que se murió Nico, que vivíamos a menos de 5 cuadras y no sacábamos tiempo para vernos, que desde que se acabaron las clases de inglés había caído entre nosotros dos una bomba de silencio, que nunca hablamos del libro de Edgar Allan Poe que le presté y del que íbamos a hacer un examen final. A la larga no importa nada de eso. Los buenos se mueren primero y a esta hora de la madrugada en la cara interior de mis párpados Nicolás está llorando, El Gato lo consuela y yo sigo, simplemente, mirando al patio.

sábado, 29 de mayo de 2010

Macho Machito

I love you Pumpkin, I love you Honey Bunny


Crash! Boom! Bang! Necesito explotar, necesito contarle al mundo que tu ausencia me duele, que estoy harto de querer dormir en tu cama y posar de tipo cool, de hacerme el rudo como lo haces tú, de soñar contigo todas las noches y despertarme angustiado. Que mi vida está llena de señales contradictorias, que todo el mundo me dice que me haces daño, que me aleje de ti, excepto aquellas fuentes a las que realmente les tengo fe. 
Crash! Boom! Bang! Necesito llamarte y gritarte que si no es amor nada me sirve contigo. Que tu cuerpo es un postre del que no me canso, que entre nosotros dos la palabra "amistad" me sabe a mierda. ¡A mierda! Que me harté de ser comprensivo, de ser bueno, que me sirve si estás conmigo y me sirve que te largues pero no me sirve que te quedes en un punto intermedio, que no quiero agüitas tibias. Que yo ya tuve amores tranquilos a los que les dedicaba "Un Amor Violento" y ahora te amo violentamente y quiero darte tranquilidad. Que no logro concentrarme, que nada de lo que escribo me satisface, que no he tomado la guitarra en días.
Crash! Boom! Bang! Hagámoslo. ¿Por qué, no? Para lograr lo que nunca se ha logrado hay que intentar lo que nunca se ha intentado.
- I love you, Pumpkin.
- I love you, Honey Bunny.
- Everybody be cool, this is a robbery...
- Any of you fucking pricks move, and I'll execute every motherfucking last one of you...

jueves, 27 de mayo de 2010

Benditos los niños porque llaman las cosas por su nombre


Gracias a Octavio y a Flavio por este material que me ha alegrado la mañana.

Between the lines


Tomar la pastilla, sentir como se desliza con dificultad por mi garganta mientras espero que el agua me ayude a soportar el calor del baile. Encerrarme en el baño, sacar la tarjeta, sentir un poco de vergüenza porque siempre ha sido horrible tener que inhalar algo. Mis amigos se burlan porque mi nariz es muy grande. Nevermind. Abrir la ventana a pesar del frío de la noche, tomar el encendedor y llenarme de humo los pulmones. Una, dos, tres veces. Con eso es suficiente. Tomar el libro y sentarme a leer en 3D. Cerrar las puertas, desconectarme, apagar el celular y servirme otra copa. Prender el computador y ponerme a escribir.
Besarte en el ascensor, abrir con dificultad la puerta, empezar a quitarnos la ropa en la sala (vuelan chaquetas, zapatos, caen tu bolso y las llaves), meternos al cuarto, tirarnos a la cama y explorar lo que se pueda antes de que amanezca. Nunca he tenido personalidad adictiva. He dejado de fumar durante años y soy muy malo con los videojuegos. Siempre fuiste mi droga favorita. Veo mi reflejo entre las líneas. Ninguna sensación se compara a ti.


Lovely disguise, read between the lines
You rock the magic plane with no abbreviation
3, 4 you sell what you bought
But there ain’t no magic pen to get back what you lost
I like it when we talk about love

I like it when we talk about love
You always were my favorite drug
Even when we used to take drugs
Even when we used to take
Even when we used to take
Even when we used to take
Even when we used to take
Penguins dont fly
Crocodile sunday smile
Really like to fish but dont like superficial people
Shoe store heard it all before
From pearly whites to pearly gates
What do we have to argue about
I like it when we talk about love
I like it when we talk about love
You always were my favorite drug
Even anekatips when we used to take drugs
Even when we used to take
Even when we used to take
Even when we used to take
Even when we used to take
Leave me all alone before
(get out the way)
Never did what she was told
(get out the way)
Seems to play at time of war
(get out the way)
Less is big and listens more

Lovely disguise, read between the lines
You rock the magic plane with no abbreviation
3, 4 you sell what you bought
But there ain’t no magic pen to get back what you lost
I like it when we talk about love
I like it when we talk about love
You always were my favorite drug
Even when we used to take drugs
Even when we used to take
Used to take
Even when we used to take
Ttt-take
Even when we used to take
Used to take
Even when we used to take
Ttt-take, ttt-take

martes, 25 de mayo de 2010

Bipolar


Nuestras altas no son tan altas y nuestras bajas no son tan bajas. Digamos que somos una colectividad de amigos con tendencias a la ciclotimia. Somos perfectamente funcionales así que podemos trabajar, producir y relacionarnos con los demás a pesar de esos estados de distimia e hipomanía. Podemos amarnos por temporadas, podemos estorbarnos, podemos querer comernos a besos una noche y repudiarnos en la mañana. No somos bipolares, amiguitos, pero estamos a un paso. Le doy play al Cuarteto de Nos. De verdad a veces parecemos dirigidos por Buñuel o Kurosawa. ¡No joda!


Bipolar - El Cuarteto de Nos
Sé que “uno” va sin hache, eso lo que se estila
aunque hay días que me siento el huno como Atila
y cuando la noche me encandila y me descarrila
vuelvo a ser el último de la fila.
Y oscila mi ánimo como un vaivén
paso de ser un huracán a un maestro zen
a veces un volcán con el poder de Superman
y después ya ven, soy Clark Kent.
Veo el futuro y me creo el rey del imperio
hasta que leo qué dice mi tumba en el cementerio
en serio, si doy corriente como la anguila
expira mi pila y me quedo sin un amperio.
Puedo estar en la cima sin nada encima
y bien encumbrada mi estimada autoestima
para en picada caer de esa tarima
y explotar como la bomba que borró del mapa a Hiroshima
Y empeoro como el clima, cambio abrigo por blusa
y agarro la bajada acelerada en la montaña rusa
puedo ser perfecto sin excusas
o lo opuesto a la recto como la hipotenusa.

Bajo y subo, freno y sigo, me levanto
Bip, bip, bipolar
Subo y bajo, sigo y freno y me hundo
Bip, bip, bipolar

Así que de mi no te fíes
tengo más tabúes que hindúes y paquistaníes
puedo poner los puntos sobre las íes
y después quedar difunto al esquiar sin esquíes.
Así es de manso mi pensamiento
el que ríe último piensa más lento
miento si parezco amable y cortés
soy intocable como Eliot Ness.
Hay días que estoy al revés y voy con desconsuelo
al infierno en ascensor en vez de una escalera al cielo
no me salva Robert Plant ni la suerte de Bugs Bunny
me visto como Kant y pienso como Armani.
Pero mis defectos no me acomplejan
y el efecto de las penas son dagas que me aquejan
las veo como marcas en forma vaga
y más que cicatrices después me parecen llagas.

Bajo y subo, freno y sigo, me levanto
Bip, bip, bipolar
Subo y bajo, sigo y freno y me hundo
Bip, bip, bipolar

Down, como un boxeador underground
que nunca pasó el primer round
pero enderezó la proa y fuerte como una boa
siente que ganó más peleas que Rocky Balboa.
Un príncipe azul me siento a veces, confieso,
y otra no tan guapo un sapo mendigando un beso
soy eso, un cóctel de aceite y agua
parezco dirigido por Buñuel o Kurosawa.
En ocasiones contesto lo que siento
pero de esos sentimientos enseguida me arrepiento
y entonces es cuando mis respuestas se apilan
y flotan en el viento como las de Dylan.
Mis días desfilan y me fusilan el alma
días de calma y otras que quiero un arma
y mi karma se desarma como un archivo zip
y empieza a sonar mi alarma, bip, bip, bip.

Bajo y subo, freno y sigo, me levanto
Bip, bip, bipolar
Subo y bajo, sigo y freno y me hundo
Bip, bip, bipolar

lunes, 24 de mayo de 2010

Facing Death



1. Estábamos en kínder. Una de esas noches llovió mucho, como suele llover en Manizales. La montaña no resistió y se llevó unas casas del Barrio Galán. Era mi compañera, tenía 5 años, no recuerdo su nombre pero sí su apellido: Flórez.
2. Dicen que de amor nadie se muere. Permítanme dudarlo. No había cumplido 18 años y logró escapar ileso del bus en llamas. Una vez afuera escuchó la voz de su novia que gritaba: ¡Gordo, gordo! Entró por ella y fue entrar al infierno. No alcanzó a graduarse del Colseñora, murió por amor, era mi primo y se llamaba Juan Pablo.
3. Era un 18 de mayo. Sonó el teléfono y dijeron que el abuelo había sufrido un infarto. Mi papá se vistió como un rayo y cuando ya iba de salida mi tío Danilo gritó desde los bajos, por el patio interior: Raúl, Raúl… el viejo se murió. Mi abuelo (porque a pesar de tener otro apellido era mi abuelo) tenía un color extraño en su cara, pero estaba bien peinado y su bigote estaba en su lugar. Se veía más boyacense que nunca. La gente luce verde a través de los vidrios de los ataúdes.
4. A Lucas le gustaba sentir el viento en la cara, el viento meneándole el pelo cuando subíamos a Chipre. El sábado me llamó desde un teléfono público a decirme que había comprado un disco doble de The Beatles, que le gustaba muchísimo, que quería ver a todos sus amigos, que me esperaba en Las Colinas. No llegué. El domingo en la tarde estábamos todos en la sala de velación. Lucas tenía 15. A la moto no le pasó nada.
5. Nuestros amigos gritaban: ¡Beso, beso, beso! Nos conformamos con juntar los labios frente a todos en los parqueaderos de Villa Pilar II. Nos hacía felices ir a cine, hablar por teléfono durante horas y decirle a la gente que éramos novios. El día que me dijeron que había muerto yo me quedé mirando su foto y ella sonreía. Sonreía como cuando todos en el parqueadero clamaban por un beso en público.
6. No se podía sacar la imagen de la cabeza. Hablamos por teléfono y yo trataba de cambiar el tema para que pensara en otra cosa. En aquel entonces era mi novia, estudiaba medicina, tenía 19 años y por primera vez un paciente había muerto frente a sus ojos.
7. Nico nos visita todavía. Nico nos habla en sueños. El registro de Nico podría decir: 25 años, sexo masculino, politraumatismo en accidente de tránsito, Autopista Norte. Pero es imposible resumir a Nico. Es un esfuerzo absurdo el que estoy haciendo esta noche. Es absurdo enfrentar la muerte en líneas tan escasas. A cada segundo, en cada palabra, en cada entrada del blog, nos gana la batalla.

domingo, 23 de mayo de 2010

Silence

Love is simple, quiet and beautiful as silence.

We'll be watching you

Every move you make
And every vow you break
Every smile you fake
Every claim you stake, we'll be watching you

Corazón de Moebius


Te abrazo y cierro los ojos. Los abro de nuevo y estás al otro lado del río, en la otra orilla, enviando señales confusas, gritando palabras que no entiendes, como si quisieras un rescate heroico. Y no es la primera vez que no te entiendo y no es la primera vez que te desdibujas frente a mí, Corazón, pero ya no me preocupa. Amarte es entenderte y aún así seguirte queriendo. Salto al agua y cierro los ojos y estás en la cama frotando tus pies contra los míos, diciendo que vas a morir de frío si no te abrazo. Te volteas para meter tu nariz entre mi pecho y cuando te estás quedando dormida dices que me amas y me das un beso corto. Bostezas y cierras los ojos y estoy al otro lado del río, indiferente, impávido ante tus gritos de auxilio. Evitando a regañadientes otro rescate que me ponga a mí en peligro. No es la primera vez que tienes miedo y cuando salto al agua cierras los ojos y estamos en la calle, cerca de tu casa. Tienes frío con ese vestido tan ligero, así que te arropo con mi chaqueta. Estás llorando y yo te seco las lágrimas con la mano y te beso en la boca y te digo que te amo porque te entiendo, Corazón, y aún así te sigo queriendo. En la puerta me devuelves la chaqueta. Te abrazo y cierro los ojos. Los abro de nuevo y estás al otro lado del río, en la otra orilla, enviando señales confusas, gritando palabras que no entiendes, como si quisieras un rescate heroico.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Gus


Era 1987. Mi tía Francia estaba terminando su bachillerato y yo me pasaba la vida haciendo las ocho planas que nos dejaba el profesor Jairo Colorado al medio centenar de niños que aprendimos a escribir con él en Primero B. Fue precisamente en la casa de mi abuela y gracias a los cassettes de mi tía que yo tuve un primer contacto con el rock en español. En casa mi mamá escuchaba baladistas de los 60’s y mi papá oía tangos, boleros y valses. Pero mi tía era de otra generación, a pesar de ser apenas unos pocos años menor que mi mamá.
Era 1989. En el colegio organizaron un concurso de fonomímicas y los niños estaban enloquecidos montando canciones de Los Toreros Muertos, de Los Hombres G, de Los Prisioneros, de Soda Stereo. Creo que fue en aquella izada de bandera cuando por primera vez escuché Cuando Pase el Temblor. Me gustó el asunto. Un par de años más tarde Soda era un monstruo y las demás bandas se habían separado. De Música Ligera sonaba por todas partes y Gustavo Cerati se convertía en el héroe generacional, el heredero de tipos como Luis Alberto Spinetta y Charly García, el gran ídolo de la Argentina post-dictadura.
Era 1995. Sueño Stereo anunciaba el regreso de unos rockeros maduros que llevaban el pop latino a latitudes antes inexploradas. Yo había estudiado flauta dulce, tiple, aporreaba un tecladito Casio que teníamos en la casa y estaba a punto de entrar en la Beatlemanía de los noventa y a poner finalmente los dedos sobre una guitarra. Por primera vez me interesé en Soda como músico y compré mis primeros discos. El trío fue a Manizales en el 96 y yo – como todos los manizaleños que se empeñaron en ignorarlos – no asistí. Culpé a la terrible gripa que padecía. Pensé que volverían al año siguiente porque en aquel entonces los artistas internacionales llenaban la plaza de toros cada jueves.
Era mayo de 1997. Soda Stereo anunció su separación y en su gira de despedida ni siquiera iban a pasar por Bogotá. Recuerdo estar tirado en el piso del garaje de nuestra casa en Campo Hermoso, escuchando un álbum de grandes éxitos con las luces apagadas. La mejor banda que había escuchado en mis 15 años de vida se iba a separar para siempre y yo no podría verlos nunca. Yo estaba obsesionado con conseguir una guitarra eléctrica y cuando a fines de ese año terminé el colegio, mi mamá me regaló $150.000 para comprar la guitarra marca Gig que estaba vendiendo Leonardo Arbeláez. En aquel entonces Leo y Santiago Mejía eran mis dos compañeros soderos. Hablábamos a toda hora de las letras y Leo me dijo una vez en el Renault 9 de su hermana una frase que nunca voy a olvidar: La gente piensa que las letras de Soda son tontas. Lo que pasa es que no son obvias.
Era mayo de 1998. Junto a tipos como Bruno Toro y Sebastián García armamos en el Batallón Ayacucho un grupo de rock. Yo me pasaba los turnos de guardia escuchando mis dos cassettes de El Último Concierto y pensaba: Al salir de aquí quiero armar una banda como ésta.
En 1999, en la Universidad de Manizales, conocí al otro gran socio sodero: Carlos Eduardo García y por intermedio suyo a tipos como Misael Peralta y David Ansermot que profesábamos ya el Ceratismo y la Sodería como si fuesen una religión.
El amor llegó en múltiples formas y empecé a asociar a Soda y a Cerati con las mujeres de mi vida. Besé clandestinamente escuchando Trátame Suavemente, me despedí traicionado escuchando Verbo Carne, me ilusioné otra vez con El Rito, recorrí con mi boca una piel escuchando Planeador, deposité mi esperanza en ella con Nací para Esto.
Cuando Manuel Naranjo, Sebastián García y yo volvimos a estar juntos en Bogotá, Siempre es Hoy se convirtió en un referente sonoro que ingenua y bienintencionadamente tomamos como modelo a la hora de componer las canciones de Empezar de Cero. La vida me dio el gusto de ver la reunión d Soda Stereo en 2007 y lloré de felicidad, lloré de felicidad varias veces. Contando el concierto de Soda, he visto a Cerati tocando cinco veces y cada uno de esos conciertos marcó un momento preciso y me recuerda a un compañero de vida inolvidable: Charlyz (Bocanada – 2000), Sebastián (Siempre es Hoy – 2003), Manuel (Ahí Vamos – 2006), Cristina (Me Verás volver – Soda Stereo – 2007) y Natalia (Fuerza Natural – 2010).
Gustavo Cerati me impulsó a hacer música, le ha puesto una banda sonora a mi vida, me ha enseñado a hacer poesía cantable, me ha llevado a partirme la cabeza y abrir los dedos para lograr acordes increíblemente difíciles.
Gustavo Cerati, a sus 50 años, sufrió esta semana un evento cerebrovascular y tiene en su contra todo el rigor de la estadística. Ayer me iba a matar la angustia, ayer tuve que salir a caminar y meterme a cine para olvidar que ese tipo que sin conocerme me ha cambiado la vida está postrado en una cama en Caracas sin poder hacer nada por sí mismo.
Y nosotros, los que profesamos el Ceratismo y la Sodería como si fuesen religiones, tampoco podemos hacer nada. Yo sólo puedo escribir y sólo tengo una palabra: Gracias. Mil gracias por todo Gus. Este tipo de 28 años radicado en Bogotá, Colombia, te debe mucho. Este tipo de 28 años puede volver a ser un niño gracias a vos, cerrando los ojos para estar sentado en el aula máxima del LANS escuchando Cuando Pase el Temblor.

lunes, 17 de mayo de 2010

Times like these



Cuando se desata la tormenta y el barco se agita, cuando terminas de tocar y el público no aplaude, cuando pasas la tarjeta y se agotaron los fondos, cuando tropiezas en la calle y te lastimas las manos y las rodillas están llenas de sangre, cuando llamas a tu casa y no hay buenas noticias, cuando todos a tu alrededor se hacen las mismas preguntas y somos una generación de gente angustiada, cuando se acaba la comodidad del amor y te sientes perdido y esa chica que te interesa te da una y otra vez un No como respuesta, cuando caminas cabizbajo y te molesta el sol, cuando das lo mejor de ti y parece no haber recompensa, cuando todos los semáforos están en rojo, cuando te quedas con las manos vacías, cuando aquello que has conseguido parece insignificante, cuando tu dinero se esfuma, cuando apagas el último cigarrillo, ¿qué queda?
Abrir la maleta, corazón, sacar un libro y una botella de agua, ir al parque, encender la música, empezar a escribir. Darnos cuenta, corazón, de que no todo está perdido. La vida está hecha de ciclos, de altas y de bajas, de No, de Sí y de Tal Vez como respuestas, de balance y desbalance en los neurotransmisores, de felicidad y de tristeza. En algún momento llegan los semáforos en verde y la noche depara sorpresas más gratas. Un día la vida te saca el clavo y olvidas el sufrimiento. Un día, corazón, un día vas a entender lo aprendido y vamos a reirnos de todo con un Martini en la mano. Los ángeles susurran en mi oído secretos de esperanza. Son tiempos de aprendizaje, debemos estar atentos. Cierra el libro, regresa a casa, es hora de poner tus planes en marcha.

domingo, 9 de mayo de 2010

Comentarios Inútiles XI - Día de la Madre



2. En la actualidad es muy cool ir a protestas y marchas para acabar con las corridas de toros en Colombia. Ser antitaurino es ser cool, es estar evolucionado. Es tan cool como salir del clóset. Las corridas de toros son una fiesta salvaje, un atavismo que tiene los días contados y los tipos como yo – que las disfrutamos – somos muy poco cool. Yo no voy a las corridas de toros porque sea o no sea cool. Mi papá me llevó por primera vez a la plaza en 1983 (antes de cumplir dos años de edad) y desde ahí quedé fascinado. Y no es que yo sea propiamente una especie de Ernest Hemnigway, un escritor troglodita fanático de la caza, la guerra y los toros. Soy simplemente un tipo poco evolucionado, que a pesar de sentirse preocupado por el maltrato animal no ha podido dejar el vicio de la tauromaquia. Yo me he mojado en la plaza, he gritado, me he insolado, he llorado de emoción así como lo he hecho en algunos conciertos memorables. Algunos dejan la carne, otros dejan de fumar, otros dejan el alcohol y mi hermano Manuel ya dejó de ir a la plaza. Yo no he podido y ya dejé de intentarlo. Me gustan las corridas de toros, me preocupé con la cornada de José Tomás. ¡Soy tan poco cool!
3. Desde que tengo memoria los domingos en la noche han sido una mierda para mí. Cuando estaba en el colegio me preocupaba por tener que madrugar a estudiar el lunes, nada había peor en el ejército que despedirse de la visita y recibir turno de guardia un domingo en la noche, los peores periodos de angustia en mi vida universitaria coincidían también con los domingos y no hay nada más insoportable que tener el corazón roto un domingo en la noche. Me había acostumbrado a pasar mis domingos a solas durante mis primeros cuatro años en Bogotá. Escuchaba Hablar por Hablar en Caracol radio y me acostaba a leer a Borges hasta quedarme dormido. Disfrutaba mi soledad. Amaba encerrarme y no hablar con nadie. Cuando me emparejé en serio pasábamos siempre los domingos juntos y era bonito despertarse temprano a trabajar el lunes (aún-ahora-es-bonito-despertar-acompañado-el-lunes-co-ra-zón). Pero esta noche no tengo más que un computador y unos cigarrillos para calmar mi ansiedad. Siempre me cuesta trabajo conciliar el sueño los domingos, pero el lunes me despierto con toda la actitud y toda la felicidad. Soy mi propio jefe, manejo mis horarios y la gente dice que hipotéticamente para mí una noche de domingo es igual a la de un martes o la de un viernes. Pero inevitablemente la energía macabra, lenta y pesada del domingo me persigue, me arrebata la calma. Los astrólogos dicen que el domingo es el día de Leo. Otro Leo, Gustavo Cerati, gritaba en 1990:” Odio este domingo híbrido de siempre”.
4. Pero basta de dolores, basta de trabas, esta semana viene ese Leo llamado Gustavo Cerati y la felicidad de reunirme con mis amigos para asistir a ese rito es incomparable. Para nosotros Gustavo Cerati es lo que Morelli era para el Club de la Serpiente. La diferencia es que nuestro Morelli es una estrella mediática y no el anciano escritor que por accidente encuentra Oliveira en el París de Rayuela. Este Morelli describe en piezas de cuatro minutos estados de ánimo excepcionales y me sucede con su música lo mismo que me pasa con ciertos relatos de Julio Cortázar: es como estar leyéndome a mí mismo, es como estar hurgando mis pensamientos y escuchando en palabras de otros las cosas que se me mueven en las entrañas. Ella me dijo una vez: parece que estuvieras enamorado de Gustavo Cerati. ¿Por qué siempre lo estás escuchando? ¿Por qué vas a verlo una y otra vez? ¿Por qué me dedicas canciones suyas? Yo debí haber parafraseado a mi amigo Charlyz: “Puedo decir que jamás he malgastado una canción de Soda Stereo (o de Cerati, agrego yo) en una mujer que no ame”.
5. Hace unos meses, en una noche de domingo como ésta, una mujer aterrada por la sola idea de que yo la amara tuvo que escucharme decirle: “Esta canción me hace pensar en ti”. Y Cerati, nuestro Morelli, cantó: “Te encontré en un tren…”.
6. Sigue dándome vueltas en la cabeza la idea de la paternidad. Hace una semana estuve cargando a la hija de una prima en medio de una fiesta. La niña (cuyo nombre no recuerdo) estaba llorando por el bullicio y mi tío (su abuelo) me la encargó para ir a bailar. La pequeña tomó con su manito el meñique de mi mano derecha. Se prendía fuertemente de él mientras sollozaba y súbitamente se calmó mientras yo le hablaba. Acabo de pasar otro día de la madre lejos de mi mamá. Un día le pregunté si cuando yo iba a nacer ella se sentía preparada para desempeñar su nuevo papel. Ella me dijo: “Uno nunca está listo. Eso se aprende sobre la marcha”. No estoy listo para ser papá: Ya puedo tener hijos.
7. Perdona mi redacción, Misael. Es domingo en la noche y no soy yo. Soy apenas un remedo de mí mismo.


sábado, 1 de mayo de 2010

Something


Parecen ser los ecos de un pasado perdido, de un amor lejano. Parecen ser visiones de un futuro incierto, de unos ojos brillantes al amanecer. Nada como mirarte y saber que vamos juntos hasta el fin del mundo, hasta que se acabe el tiempo, hasta que algo más fuerte que nosotros logre separarnos. Nada como ser tu gran amigo, como ser tu apoyo, como darte consejos y atender los tuyos, como abrazarte en las noches y decirte en ese abrazo que cuentas conmigo. Nada como presentir la mirada de mi hija en tus ojos, el milagro de siglos y siglos, de terribles coincidencias que tuvieron que ocurrir para encontranos. Nada como la dulzura, como la certeza de sentirme tuyo y de saberte mía. Nada como ese amor que no puede reproducirse en canciones, nada como el cosquilleo al escuchar tu ring tone, como tu presencia arreglando la casa, abrazando un niño, jugando con un gato. Nada como verte sonreir, como besarte la espalda cuando nos dormimos, antes de diluirte de nuevo en esa niebla en que no sé si existes, si son sólo los ecos de un pasado perdido, de un amor lejano, si ya te conozco o no lo haré nunca, si son visiones de un futuro incierto, de unos ojos brillantes al amanecer.