sábado, 24 de marzo de 2012

Un Beso

Estoy sentado con el vaso de ron en la mano derecha. La conversación fluye y la empatía es genuina. Minutos antes de nos embarquemos en un beso largo y contemplativo - mientras su amiga va al baño - hago algún comentario ingenioso o digo alguna tontería y ella me da un beso en la mejilla. Yo sonrío y por debajo de la mano que sostiene el ron, paso la mano izquierda y recibo su mano derecha. Veo cómo mueve sus pies debajo de la mesa, retorciéndolos y llevándolos a una posición inverosímil, con la gracia que sólo tendría una adolescente en su uniforme de colegio. 
Pero son unos zapatos rojos de tacón y ya estamos grandes. Estoy sentado con un vaso de ron en la mano derecha. Me pregunto quién es ella, qué vino ella a hacer en mi vida o qué voy a hacer yo en la suya. Su amiga se disculpa por la ausencia y se va para el baño.

Heridas abiertas, preguntas sin respuesta

Llevo varios días pensando en asuntos relacionados con la muerte. ¿Por qué? Por dos razones sencillas:
1. Esta semana se conmemoró un aniversario más del asesinato de Bernardo Jaramillo Ossa, candidato presidencial por la UP a la Presidencia de la República en 1990.
2. A mi tío Danilo (hermano medio de mi papá, artista plástico, carpintero, melómano inagotable, budista y una de las personas que más ha influido sobre mis creencias y forma de pensamiento como adulto) le fue diagnosticado un cáncer de próstata.
Yo ni sé qué pensar acerca de la muerte así como no sé siquiera que pensar acerca de la existencia de un dios. A través de la música, de la lectura y de las charlas con mis tíos budistas se me ha hecho más lógico que exista una especie de orden evolutivo y de aprendizaje en el cual las almas regresamos a la vida una y otra vez en distintas formas hasta alcanzar un grado de perfección. En ese orden de ideas, probablemente volveré a encontrarme en otro momento con mi tío y maestro cuando él se vaya; pero quisiera aprovecharlo al máximo mientras habitemos el mismo plano porque nunca se sabe, ¿no? Es solo un cáncer, a lo mejor me voy yo primero.
Y pensaba también en lo difícil que debe ser dejar atrás las heridas de algo tan espantoso como un asesinato. No sé si los padres de Bernado Jaramillo Ossa sigan vivos. Mi ex-suegro solía contarme que los veía muy a menudo por San Jorge y que lucían tristes, mucho más tristes de lo que puede lucir una persona en edad avanzada. Recordé también esta semana el infame asesinato de mi tío John y todas las hipótesis que se tejieron en mi familia alrededor de un crimen tan absurdo. Pensé en mi abuela Aceneth, en el dolor que carga en el corazón desde que un sicario acabó con la vida del menor de sus hijos.
Tengo 30 años y siete meses de edad. Ya he vivido más de lo que vivió mi tío John y sigo sintiendo que he hecho tan poco y tengo tanto por aprender. A veces quisiera poder dar consuelo a las personas que cargan heridas tan grandes o encontrar respuesta a estas preguntas que hacen que un sábado en la mañana esté escribiendo sobre la muerte en vez de hacer cosas más urgentes, como trapear el piso de la cocina y el baño.

viernes, 9 de marzo de 2012

Fin de Fiesta

Amigo lector, este post pierde la mitad del sentido si usted no está oyendo la canción. Considérese advertido.

Se reune una cantidad obscena de gente para celebrar alguna cosa. Un matrimonio, un cumpleaños, la fiesta de San Calígula o el buen resultado de una corrida de toros.
A esta hora en la que habitaulmente estoy terminando textos o componiendo canciones, la gente empieza a despedirse. Algunos ya se han besado en público y son los primeros objetos del rumor, incluso antes de que la fiesta se termine. Empiezan a comentar todos quién se fue con quién, quienes se abrazaron en la silla trasera del taxi o quiénes se fueron a comer juntos y es incluso probable que mañana se llamen entre sí a preguntar cómo terminó la noche.
Imagino qué se preguntará la gente mientras dormimos tranquilos recuperando las horas de sueño de una semana difícil y alcanzo a sentir un ligero asomo de rabia por encima del ya habitual importaculismo.
Yo veré con quién me monto al taxi - pienso - yo veré con quién me voy, yo decido con quién me acuesto, yo decido a quién le cuento y también qué tanto le cuento.
Me miro la mano y está la identificación del lugar visitado. Me la arranco antes de entrar a la ducha. Me limpio el cuerpo, me sacudo los comentarios hasta la próxima fiesta.

jueves, 1 de marzo de 2012

Una Mentira

Una Mentira by Gatoblanco on Grooveshark
No me queda de ti más que el video de una foto que te tomaste con Juliana en algún momento de la década del 90. Ahí está tu imagen, en una de las cintas de VHS que ya no tengo donde reproducir (no durará más de dos o tres segundos) y es probable que los hongos estén haciendo de las suyas con ella.
Esta mañana sonó tu canción en mi teléfono, esa que te compuse hace unos años y me impidió volver a soñar contigo. Me pregunté que habrá pasado, si reencarnaste en una niña de ojos claros en algún lugar de Europa, si nos visitas cada tanto y ya sabes que ahora mi mamá vive en el mismo conjunto residencial donde solía visitarte, si habitas un universo paralelo donde va la gente eternamente alegre como tú.