viernes, 9 de marzo de 2012

Fin de Fiesta

Amigo lector, este post pierde la mitad del sentido si usted no está oyendo la canción. Considérese advertido.

Se reune una cantidad obscena de gente para celebrar alguna cosa. Un matrimonio, un cumpleaños, la fiesta de San Calígula o el buen resultado de una corrida de toros.
A esta hora en la que habitaulmente estoy terminando textos o componiendo canciones, la gente empieza a despedirse. Algunos ya se han besado en público y son los primeros objetos del rumor, incluso antes de que la fiesta se termine. Empiezan a comentar todos quién se fue con quién, quienes se abrazaron en la silla trasera del taxi o quiénes se fueron a comer juntos y es incluso probable que mañana se llamen entre sí a preguntar cómo terminó la noche.
Imagino qué se preguntará la gente mientras dormimos tranquilos recuperando las horas de sueño de una semana difícil y alcanzo a sentir un ligero asomo de rabia por encima del ya habitual importaculismo.
Yo veré con quién me monto al taxi - pienso - yo veré con quién me voy, yo decido con quién me acuesto, yo decido a quién le cuento y también qué tanto le cuento.
Me miro la mano y está la identificación del lugar visitado. Me la arranco antes de entrar a la ducha. Me limpio el cuerpo, me sacudo los comentarios hasta la próxima fiesta.

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