lunes, 16 de abril de 2012

My Valentine

Leí que gran parte del espíritu de los padres y los tíos de Paul McCartney estaba presente en Kisses on the Bottom. Leí que la lluvia le impidió salir del hotel el día que escribió My Valentine y que decidió bajar a tocar algunos acordes en el piano del lobby, que hizo de esa canción un regalo para su esposa.
Nunca crecemos realmente, nunca cambiamos; algo del espíritu adolescente se mantiene en nuestros corazones para siempre. A todos nos fascina la lluvia. Un poco de té, tal vez, la lectura del periódico en compañía, las ganas de desnudarse, de tocarse, de morderse, de decirse cosas bonitas cuando afuera llueve, de creer que eso es el amor y que es eterno, aunque dure apenas lo que duran unas semanas, lo que dura un torrencial aguacero en una tarde de domingo.

martes, 10 de abril de 2012

Sweet the Sting (otra historia de Jack y Molly)

Nunca se había dejado fotografiar desnuda. Molly era una celebridad (una celebridad radial, pero alguien reconocido al fin y al cabo) y sabía que en cualquier momento las imágenes de su cuerpo podrían terminar en manos de la persona equivocada. Ni siquiera su esposo guardaba más que instantáneas mentales del cuerpo de Molly, pero había algo en Jack que la hacía confiar.
Esa noche no deambularon por Nueva York como solían hacerlo. Esa noche se dedicaron a pedir champaña al cuarto del hotel y a sorprenderse mutuamente con música que esperaban que el otro desconociera y disfrutara después.
Ya conocía a Jack de años atrás, ya sabía como reaccionaba ante la adversidad y cómo respondía a sus ataques de rabia. Sabía que los años de más habían hecho de Jack un hombre comprensivo que era su amante y la acariciaba a veces con la ternura de un padre. 
Molly estaba desnuda boca abajo cuando Jack sacó la cámara y empezó a disparar sin pedir autorización. Lo aprobó con su sonrisa, dejó que le indicara qué hacer y luego posó con libertad a su antojo.
No habrán sido más de diez las imágenes tomadas ni más de cinco las que fueron conservadas. Los retoques digitales ayudaron a magnificar la belleza de Molly, la belleza a punto de una mujer que vive la segunda mitad de sus veintes, la belleza de una mujer tácitamente enamorada y tácitamente correspondida.
Habían pasado ya los años y el cuerpo de Molly McMillan no era el mismo. Pensó en esas imágenes mientras la ambulancia se movía en un esfuerzo inutil y desesperado por las siempre atascadas calles de Manhattan. Recordó la canción de Tori Amos que Jack repitió mil veces esa noche. Sabía que esas fotos eran un tesoro únicamente compartido por los dos. 
Tomó su mano izquierda aún sin dejar caer la primera lágrima; susurró al oído lo que Jack Baker había estado esperando oír durante años. La ambulancia se detuvo, la espera se hacía eterna.

miércoles, 4 de abril de 2012

Otro Beso


Portada del disco "A Propósito" de Babasónicos.
Digamos que es un texto que te debía, un asalto a la memoria o un recuerdo que aún no fabricamos. Esa sensación tranquila que nos deja el hablar claro nos lleva a un beso lento, a un beso en el que los labios recorren los labios y la lengua empuja la lengua de forma armoniosa, con cadencia, con una musicalidad implícita que no desconocemos. Aunque después vas a negarlo y dirás que siempre es mi iniciativa, atraes mi cuerpo hacia tu cuerpo y el beso y la caricia involucran ahora todos los músculos y todos los huesos. Los años dieron a mis manos naturalidad al desnudarte. Disfrutas la suavidad de tus piernas, libres de esas vellosidades que tanto te molestan. Ya sabes hacia dónde me dirijo cuando emprendo con mis labios la caminata descendente y entonces cierras los ojos y te pones cómoda; dejándome encarar con libertad ese otro beso. Y es como recorrer con curiosidad y parsimonia la boca de la mujer amada, dibujar los labios con los labios y explorar las comisuras con la lengua. Es un beso que dura eternidades, que dura lo que dura una noche de la infancia, que dura lo que duran los recuerdos adolescentes. Me premias con tus manos enredándose en mi pelo y con sonidos gratos que parecen involuntarios, que se hacen cada vez más continuos, potentes y explosivos.
Digamos que es un texto que te debía, un asalto a la memoria o un recuerdo que aún no fabricamos. Sé que los gatos están parados al otro lado de la puerta. En su sabiduría silenciosa no están seguros de lo que está pasando, pero lo sospechan.