La historia es simple. Yo fui a un festival del Sacre en octubre de 1994, solo para entrar a la miniteca. Me fui con Juan Pablo Villegas y no teníamos un plan concreto, pero una vez metidos en ese lugar - que luego se convertiría en la capilla del colegio - me encontré a mi prima Carolina que estaba con un grupo de amigas que tampoco tenían un plan concreto.
Antes de las invitaciones a cine, del único beso, de terminar por las razones equivocadas y de no poder contarle nunca la verdad; ella dio inicio a la historia pidiéndole un favor a Carolina:
- Dígale a su primo que tiene unos ojos muy bonitos.
- Dígale a su primo que tiene unos ojos muy bonitos.
Paradójicamente, unos dos o tres años después de su muerte, en el Sacre llevaron a cabo una misa en esa capilla que antes había sido el venue de una miniteca.
De seguir viva, hoy estaría cumpliendo años.
Tarareé su canción durante todo el día.