1. Habría escrito tres o cuatro comentarios, no sé. De repente el sistema colapsó y el computador no respondía. Tuve que desconectarlo, forzar el cierre del sistema, y cuando regresé todo estaba perdido. Solo recuerdo someramente las conversaciones (porque ya no eran comentarios sino conversaciones) sobre el adjetivo tenaz y sobre Groupon.
2. Según la Real Academia, los significados y usos aceptados para el adjetivo tenaz son los siguientes:
tenaz.
No sé entonces a cuál de esas acepciones se refieren algunos bogotanos cuando utilizan el adjetivo tenaz, precisamente porque lo hacen casi ante cualquier circunstancia:
- Imagínate que mi mamá no me llama hace días.
-¡Tenaz!
- No entiendo este clima. Uno sale en la mañana bajo un sol canicular y a medio día está lloviendo a cántaros.
-¡Tenaz!
- Increíble lo de Samuel Moreno, ¿no? ¿A qué hora dejamos que hicieran con la ciudad lo que les dio la gana?
-¡Tenaz!
Vaya uno a saber. A lo mejor el provinciano bruto soy yo, que no logro encontrar la tenacidad donde habita de forma tan obvia.
3. Hablemos de Groupon. Groupon es otra de esas artimañas utilizadas por el mercado para hacernos gastar el dinero que no tenemos en cosas que realmente no necesitamos. Uno hace su compra y queda feliz porque cree que ahorró dinero cuando en realidad no hizo más que malgastarlo tal y como Groupon y sus secuaces lo deseaban.
Es que uno mira la oferta sin detenimiento. Simplemente lee y se va enganchando: - "Fin de semana romántico para dos personas en el Tapón del Darién. Precio regular: $2'500.000. Precio con Groupon: $1'300.000. Ahorre: $1'200.000." Y uno lo piensa bien y se dice a sí mismo: - "Pues la verdad no está nada caro. Un fin de semana (romántico además) para dos personas por solo $1'300.000. Además yo siempre he querido conocer el Tapón del Darién. Qué lástima porque no tengo con quién ir; porque si tuviera novia muy seguramente me la llevaría a conocer el Tapón del Darién y quedaría como un príncipe." Y si uno no cierra rápidamente la página o el anuncio en el celular, las arandelas de la oferta lo van enganchando: - "No y es que además incluye baño de luna, chocolaterapia, los desayunos tipo buffette en el hotel y una botella de champaña." Entonces uno piensa cómo podría aprovechar esa oferta para ahorrarse $1'200.000 y además conocer el Tapón del Darién y resulta que da con que su querida amiga (que además está también soltera y que también tiene tarjeta de crédito) sería la socia perfecta para hacer ese viaje. Uno la llama y le dice: - "Mirá Lina, ¿viste la oferta que hay hoy en Groupon?". Y ella responde: - "Estaba aquí mirándola. Qué rico ir a conocer el Tapón del Darién." Y no se diga más porque no hay inconveniente, porque uno ya ha compartido habitación y cama con la mejor amiga y qué más da hacerlo otra vez si la oferta caduca en dos horas. Así que 30 minutos más tarde uno ya tiene el viaje armado y se va de paseo un par después (muerto de la dicha porque una experiencia que normalmente cuesta $2'500.000 le va a salir en $650.000), solo para descubrir que el Tapón del Darién es un pantanero, que los baños de luna son simplemente quitarse la ropa y aguantar frío y que la chocolaterapia es en realidad un pegote insoportable. Si a eso le sumamos los gastos en ropa y artículos para el viaje y la botella de más que se pidió después de consumir desesperadamente la que regalaba Groupon, nos daremos cuenta que siempre sale más caro el caldo que los huevos y que uno está el lunes en la oficina con el correo electrónico abierto, pensando qué carajo va a hacer la próxima vez que vea a Lina; porque esa champaña es peligrosa y uno terminó comiéndose a la mejor amiga en el Tapón del Darién y ahora necesita hacer algo para que las cosas vuelvan a la normalidad. Lo bueno es que Groupon tiene una nueva oferta en la que pagando apenas $50.000 uno puede consumir hasta $80.000 en comida exótica del nuevo restaurante indio que abrieron en Usaquén y esa será la invitación perfecta para encontrarse con ella y hablar de lo sucedido y procurar que las cosas sean como antes de ir al Tapón del Darién. Y además uno se ahorra $30.000. La oferta caduca en 47 minutos.
4. Y pasaron los años y crecimos. Y fuimos perdiendo esa bonita costumbre de dedicar canciones, de adjuntar la letra en cartas escritas a mano, de grabar un casete con aquellas tonadas que te hacían pensar en ella o de hacer un disco compacto, con folleto improvisado diagramado en Page Maker de Adobe.
5. La última vez que icé bandera fue en cuarto de primaria, así que no me condecoran por mis méritos académicos desde 1990. No bailo lambada desde que estuvo en furor en 1989. Por ende, dejé de bailar lambada y me volví un mal estudiante.
6. Ella estaba parada en la puerta del centro comercial con un ramo de flores en la mano. Sacó de su bolso un libro que había hecho durante un fin de semana y en el cual había pegado algunas de nuestras fotos y muchas de las cartas que yo le había escrito. No sé si explícitamente me pidió una segunda oportunidad, pero sí trató de convencerme de que aún teníamos días bonitos por delante. Así como yo solía hacerlo, terminó sintetizándolo todo en la letra de una canción ajena. Era una canción de Julieta Venegas. Pasaron los años y crecimos. Y fuimos perdiendo esa bonita costumbre de dedicar canciones.