viernes, 9 de septiembre de 2011

Comentarios Inútiles 26

1. Elecciones. Vuelve la fiesta de la democracia. El intercambio de acusaciones entre  políticos que se desprestigian mutuamente para llegar a ocupar un cargo público, con el único objetivo de servir de forma noble y desinteresada a una sociedad a la que tanto le deben. Yo quedé cansado desde la última fiesta de la democracia, agotado por la avasalladora derrota propinada por la maquinaria a Antanas Mockus en las elecciones presidenciales, decepcionado por la forma en que las altas directivas del Partido Verde desconocieron el mandato popular entregado por millones de votantes que dijeron - hace un año - "no creo en la forma tradicional de hacer política". Elecciones. La fiesta de la democracia. La nueva rosca de la U tratando de afianzarse en Manizales y Caldas después de arrebatar el poder a la vieja rosca del Barcoyepismo, ahora debilitada por el uso del buen retiro de Omar Yepes y el fallecimiento de Víctor Renán Barco; los candidatos a la Alcaldía de Bogotá haciendo campaña al caminar sobre las ruinas de la ciudad que nos dejó la administración de Samuel Moreno. Elecciones. La fiesta de la democracia. Por mí, que a todos se los lleve el putas y que los deje caer. Estoy cansado de creer.
2. Es increíble cómo la música le trae a uno recuerdos bien específicos. Esta mañana @leidymarmalade trinó algo sobre Vivo de Fobia y yo regresé a mi habitación en la casa de  "Faldaplana" en Chipre - junto a la iglesia cristiana - y volvió a oler a lo que huele el jazmín de noche y me paré de nuevo de la cama para tocarle esa canción con una guitarra que ahora tengo sin cuerdas; y volví a sentir mucha vergüenza y ella sonrió de nuevo con la felicidad de sus 19 - casi 20 - años. Creo que ni siquiera habían caído las Torres Gemelas.
3. Había que interrumpir los besos para atender al llamado de la naturaleza. Aproveché el viaje hasta el baño para lavarme los dientes. Cuando reanudamos la tarea de los besos sintió que mis manos estaban frías y que mi boca sabía a crema dental y eso pareció alegrarle. Insisto: la mayoría de los hombres no se lavan las manos después de orinar y las mujeres lo notan. Casi siempre lo notan.
4. Cada semana hay un nuevo muerto célebre, un nuevo escándalo gubernamental, un nuevo chisme en el boca a boca de tus amigos, una nueva telenovela protagonizada por dos contactos en Facebook o una nueva pataleta de una diva twittera. Estoy muy cansado de los dramas ajenos. Agradezco llegar solo esta noche a mi casa y no tener con quién discutir por la forma en que contesté el teléfono o por el lugar en que dejé el control remoto del televisor. Me basta con extrañar a mi gato y con que me guste esa mujer a la distancia. Al menos unas tres veces por semana alguien me pregunta por qué estoy solo o si me hace o no me hace falta una mujer con quién compartir mi vida y casi siempre recuerdo la respuesta utilizada por mi mamá cuando alguien le pregunta por qué - siendo aún una mujer joven y bonita al divorciarse - no se volvió a casar: - "¡No jodás! ¡Vendí la lora pa' no cargarla!".
5. Ese martes, cuando veía en llamas las torres del World Trade Center, pensaba que en realidad iba a comenzar la Tercera Guerra Mundial y que en cualquier momento aparecería en las pantallas de televisión ese anticristo de turbante azul predicho por Nostradamus. Han pasado 10 años y ahora creo que esos ataques fueron apenas una grandiosa pantomima orquestada por organizaciones mucho más poderosas que el mismo gobierno del Redneck Bush.
6. Ella oyó cada una de las canciones de Gatoblanco antes que nadie. Ella oyó las composiciones que hicimos incluso antes de ser Gatoblanco, cada nuevo demo de Ultrack o de Señor Naranja antes de que fuese enviado a las radios locales o interpretado en vivo. Anoche le reenvié por correo electrónico el máster de nuestro próximo sencillo y me respondió con un mensaje encabezado por la línea: - "¡Huy! ¡Están mejorando!". Imaginé su sonrisa pintada de sarcasmo y de algo parecido a una felicidad auténtica, algo similar a la sonrisa que dejó escapar esa noche en que yo me paré de la cama y (tragándome la vergüenza propia de la situación) tomé la guitarra para cantarle Vivo de Fobia, en mi habitación en la casa de "Faldaplana" en Chipre.

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