lunes, 1 de agosto de 2011

Primero de agosto

Me encanta cumplir años. De niño solía tachar en las hojas de un calendario los días del mes de agosto en una cuenta regresiva que iba de 22 a uno. Las personas que he conocido y dejado entrar hasta los rincones más profundos de mi corazón (que son más bien pocas) se han llevado equivocadamente una impresión inicial de arrogancia y ego inflado que no trato de desmentir con palabras sino con hechos. Siempre he llevado el pelo con un corte o un peinado particular y cuando traté de encajar en la moda del momento, haciéndome el popular honguito noventero, me sentí como un tonto. Yo no nací para encajar. Nadie nació para encajar. Todos nacimos para transgredir. Conozco personas que detestan cumplir años, personas que lloran, que se conmueven o que entran en crisis cada 365 días. Mi papá es uno de ellos. Dice que le provoca meterse debajo de una piedra o estar completamente solo cada dos de mayo. Yo lo llamo o lo visito o le hago regalos no porque quiera empeorar su condición, sino porque deseo expresarle mi afecto en un día que es suyo y solo suyo. Agradezco mucho los esfuerzos ajenos por celebrar mi cumpleaños y pongo todo mi empeño en tratar de hacer pasar un buen día a alguien que quiero cuando está en mis manos celebrar su existencia. Si estuviera a punto de cumplir siete años y no treinta, me acercaría hasta la cocina - donde mi mamá siempre tenía un calendario - y pondría una equis sobre el primero de agosto. Hoy me conformo con publicar una entrada en el blog que me recuerde que el lunes primero de agosto del año 2011 tuvo una mañana soleada, que agradecí mis uñas, mis ideas, mi barba, la música que hago, el don de la palabra, la magia de decir "15 minutos más" en la cama, el dolor que me dejó en los músculos la clase de Pilates de las 6:00 am, la belleza y las complicaciones de estar vivo.

2 comentarios:

  1. Me uno a esa idea, a mi también me gusta cumplir años, de igual me gusta celebrar cada año cumplido de personas que quiero. Nada como esa sensación de saber que tienes un día del año para ti solo y que ademas se tiene autorización para hacer lo que uno quiera.

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  2. Si sigues haciendo Pilates vas a terminar con las patorras de Madonna en tí, un par de enanitos firmes como acero pa' los barcos.

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