martes, 18 de junio de 2013

Taxonomistas


Estoy cansado de las taxonomías y de los dogmas. Cada vez que alguien me pregunta qué tipo de música hago respondo que hacemos pop y lo hago de la manera más vulgar e irresponsable porque me harta entrar en los detalles específicos de aquellos que pretenden afiliarlo a uno de manera inamovible a un género musical, a una religión, a una profesión, a una orientación sexual, a una nacionalidad, a una tribu urbana.
En el mundo actual no podríamos vivir sin las taxonomías útiles que hemos acumulado durante siglos, pero apropiarse del papel de taxonomista y aplicarlo a la vida de los demás puede llegar a ser muy dañino y es de ahí - de esas taxonomías rígidas - de donde vienen los Hitler, los Uribe, los Bush, los monseñor Salazar y así mismo los Chávez, los Castro, los morenazis y los que los llaman morenazis, los hipsters que no se reconocen como tal, los antitaurinos recalcitrantes que piden estoques y banderillas para los toreros y las discusiones acaloradas por temas que deberían estar solucionados hace años en plazas como Facebook, Twitter y nuestro Congreso de la República.
Estamos en un mundo tan viejo (en un universo infinitamente más viejo) que es apenas un logro reciente y sumamente increíble que nos reconozcamos como seres humanos, que tengamos un lenguaje articulado, que entendamos nuestra propia mortalidad y que nos preguntemos qué hay después de la muerte o más allá de la vía láctea como para estar clasificándonos de forma irrefutable como caucásicos o afrodescendientes, como veganos o carnívoros irremediables, como metaleros o tropipoperos, como caudillistas o anticaudillistas, como gente de derecha o gente de izquierda. 
Las taxonomías son útiles, es cierto, pero después de determinado momento, de cierto giro irreconocible, se convierten también en pequeñas prisiones en las que nos reconocemos de forma poco acertada y en la que los demás nos encasillan, nos definen, nos encierran para siempre.

2 comentarios:

  1. Hace un tiempo hablaba con unos amigos de lo mucho que me aburre que la gente diga de sí misma "soy ingeniero, soy abogado, soy diseñador, soy..."
    Eso es simplificarse mucho, qué jartera.
    Ellos decidieron presentarse diciendo "soy una persona". Yo decidí que tengo muchos intereses como para escoger uno.

    Saludos.

    ResponderEliminar