domingo, 18 de agosto de 2013

Comentarios Inútiles 37

1. En la puerta trasera del Carulla del Parkway suele ubicarse una mujer a vender bolsas para la basura. Es una negra dulce de voz suave y trato cariñoso con sus clientes. Tiene unas trenzas menudas bien cuidadas y cuando le hago alguna compra siempre se despide con un "gracias, mi corazón". Supongo que me entró la nostalgia del barrio ahora que estoy preparando todo para irme de La Soledad.
2. Conocí este barrio hace más de 10 años, cuando estudiaba inglés en un instituto del que luego me convertí en profesor. Me cansaba un poco el ruido de Chapinero y caminar por las calles de La Soledad en las noches me daba un poquito de paz, me recordaba a Chipre después de las 10 u 11 de la noche. En las calles, en los antejardines o las ventanas veía gatos y a veces olía a jazmín, lo cual me hacía sentirme como en casa. Pensé que sería bonito vivir alguna vez en este barrio. Cuando llegué a este apartamento desocupado, con un bonsai en la mano, pensé que al fin me había hecho adulto.
3. Leí en poco más de una semana "Vida", la autobiografía de Keith Richards que en un ataque de cariño me prestó o regaló (aun no lo sé bien) Alejandro Marín. Siempre he sido un seguidor entusiasta de los Beatles, lo que en muchas ocasiones implica tomar partido y perderse uno de la música maravillosa de los Stones. Richards me pareció, más que nada, un tipo franco y sensato que corrió con la suerte de hacer las cosas bien en el momento histórico indicado. Gran parte del libro transcurre al son de sus anécdotas sobre su relación con la música y las drogas, pero probablemente los pasajes más hermosos del libro son aquellos que lo muestran como hijo, nieto, padre o abuelo de alguien.
4. Tres conclusiones fundamentales me quedan después de leer el libro: a. Juntarse y hacer música con personas diferentes a uno siempre da buenos resultados o - al menos - música valiosa. b. No está de más tener una guitarra eléctrica afinada en Sol abierto. c. The Beatles y The Rolling Stones no son, en absoluto, actos comparables. Hubo una coincidencia histórica durante la década de 1960, pero tienen genealogías, desarrollos y resultados muy diferentes. El hecho de que a mí me gusten más los Beatles no los hace necesariamente mejores que los Stones.
5. Anoche hablaba con María Elisa acerca del rechazo que persiste entre las personas de las provincias del país frente al bogotano. Yo no sé de dónde vendrá ese rechazo marcado, pero sean cuales sean sus orígenes la historia reciente ha demostrado que muchos de los habitantes de Bogotá vienen de otros lugares del país o son hijos o nietos de provincianos; lo cual en mi opinión debería ir borrando de alguna manera esa barrera histórica que existió entre el santafereño elitista y el provinciano tosco y maleducado. Yo sigo creyendo que el lugar de procedencia no es más que un accidente, una cuestión del azar y que existen personas buenas y malas, compasivas y desconsideradas, amables e insoportables en todos los rincones del mundo. Es una pena: Del costeño que se la monta al cachaco, del capitalino que se cree mejor que el provinciano, del español que se cree mejor que un sudaca y de los taxistas parisinos que se niegan a montar extranjeros en sus taxis a las ideas de raza propias del nacionalsocialismo hay un par de brinquitos de discurso porque la ideología viene siendo la misma. Creer que uno proviene del mejor lugar del mundo lo único que indica es falta de mundo.
6. En una de las anécdotas de su autobiografía, Keith Richards cuenta cómo tuvo que tomar una vez un taxi en París al salir del aeropuerto. El conductor del taxi que encabezaba la fila le dijo que mejor se dirigiera al segundo de la fila. Éste a su vez le dijo que el que tenía la obligación de llevarlo era el primero. Richards sacó una navaja y se la puso en el cuello al taxista que encabezaba la fila y le volvió a pedir que lo llevara al lugar a donde se dirigía. Cuenta que meses después se enteró que los taxistas parisinos no solo tenían fama de tratar mal a los extranjeros sino que incluso eran peores con los franceses de las provincias.
7. Es curioso que terminar un libro deje una especie de desasosiego, de nostalgia. Es como irse de un barrio en el cual uno pasó buenos momentos. Queda el consuelo de los barrios y los libros por venir.

2 comentarios:

  1. La Soledad me dio una sensación muy bonita las poquitas veces que fui. Es como una isla en la que el tiempo va a otro ritmo distinto del resto de Bogotá. Un ritmo que también es distinto del de Medellín. Me gustó mucho ese barrio.

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  2. Vienes para mi vecindario? Si? Si? ;)
    Por cierto...gran post.

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