1. Yo me imaginaba a Rodolfo como un señor crespo y con bigote, más parecido a Rafael Ricardo que a sí mismo. Como cualquier niño nacido a principios de la década de 1980, estuve expuesto a la música de Rodolfo Aicardi en una época en la que la única forma de identificar a un artista tropical era a través de las portadas de los discos y esto solo si se trataba de discos de larga duración, porque en los sencillos nunca aparecía la cara del intérprete. A veces, a estas alturas, compite la cara verdadera de Rodolfo con la cara que solía imaginar para él cuando era niño.
2. Todos conocemos algún cristiano de esos penitentes, de esos arrepentidos. No me justa juzgar la fe de nadie, pero esos cristianos recalcitrantes que llegaron ahí después de caer a los abismos más profundos, después de tocar los peores fondos, y que predican con superioridad moral me sacan de quicio. Ahora entiendo por qué mi mamá se molestó tanto cuando mi papá - que en sus treintas era una fiesta ambulante - quiso encontrar consuelo en los Testigos de Jehová.
3. Y me molesta también la superioridad moral de los antitaurinos carnívoros. Jamás la industria ganadera montada alrededor de las corridas de toros será tan dañina para la humanidad, para los animales y para el medio ambiente como la industria ganadera para el consumo humano.
4. Leí muchos comentarios ponzoñosos en Twitter con motivo del estreno de El Paseo 2, película escrita y producida por Dago García. Twitter, bien lo sabemos, no es un escenario confiable para leer opiniones acerca de los fenómenos nacionales. El twittero exitoso en Colombia parece necesitar ese componente de crítica destructiva y las películas de García no podrían ser más atractivas para ese público crítico y criticón. Hace 15 años nos quejábamos porque no existía una industria del cine en Colombia, porque se estrenaba una producción nacional por allá cada año o año y medio y ante esa situación, los realizadores se veían siempre en la necesidad de contar una gran historia, algo inolvidable e irrepetible. En parte, las películas de Dago García hacen parte de esa construcción de una industria del cine en el país y son tan necesarias como las obras de mayor trascendencia. Todas las películas de García (es cierto y él mismo lo reconoce) son la misma historia contada de diferentes maneras. En todas las industrias culturales es necesario y también válido hacer producciones memorables, así como hacer producciones olvidables que muevan la caja registradora.
5. Leí en una revista vieja que encontré en mi casa, además de una entrevista a Dago García, un informe acerca del descenso progresivo en la calidad del semen de los hombres de todo el mundo. Si entre 1942 y 1992 la producción de espermatozoides y la calidad del semen disminuyó en un 50%, ¿cómo es que llegamos a la cifra vulgar de 7.000 millones de habitantes en este planeta?
6. Anoche salí en Manizales. Salí con la esperanza de encontrar amigos para hacer alguna cosa. La ciudad está de feria y yo pensé que sería tan sencillo como hace 10 años: caminar por ahí, encontrarse a alguien y hacer algo. Pues no. Resulta que ni siquiera recurriendo a las llamadas, a los chats del teléfono inteligente y a las redes sociales logré concretar algo con algún amigo. Supongo que serán cosas de la edad ya. No es tan fácil a los 30 como lo era a los 20. No voy a intentarlo hoy.
7. Se publicó también un informe por estos días en el cual se afirma que Colombia es uno de los países más felices (si no es que es el más feliz) del mundo. A mí no se me hace raro. Quiero decir, es posible que seamos muy felices, pero no creo que esa felicidad esté directamente relacionada con el hecho de ser colombianos o de vivir en Colombia. En Colombia no se vive tranquilo, no se vive conforme con el gobierno, no se vive en comunión con el conflicto armado, no se tiene fe en el futuro del país. Es posible, sí, que seamos felices; pero en vez de ser felices por ser colombianos probablemente seamos felices a pesar de ser colombianos. A mí esa felicidad, en un país tan lleno de problemas, me parece cínica. Posible, pero cínica.
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