lunes, 21 de septiembre de 2009

I really miss you

No puedo ni siquiera decirte que pensé en ti cuando el avión despegaba y Cartagena estaba dibujada por un montón de luces perdidas en la noche oceánica. ¡Que puta hermosura de imagen y al mismo tiempo qué ganas de que el avión se fuera a pique y nos estrelláramos todos contra el océano! ¡Con ron y con hielo! ¡Con mi sillita de la primera clase que nunca había probado!
¡Ni siquiera te mencionaré que Bucaramanga parecía desde el aire un hermoso pesebre! ¡Que en Villavicencio había chicas hermosas! ¡Que odio el calor! ¡Que a veces quiero decirte que te amo pero que lo único que merecería a cambio sería una buena cachetada que me cruzara la cara por indeciso! ¡Que justo en este momento suena "Because" y que nadie entiende mi Beatlemanía como tú! ¡Que escribo directamente en la caja de texto porque necesito sacar mis pensamientos de la forma desordenada en que se descuelgan de mis tripas! ¡Que jamás me había sentido tan estúpido en mi vida como el pasado jueves! ¡Que caí en una trampa diseñada para niños o para gente imbécil! ¡Que mi estupidez me aterra más que a mis propios allegados! ¿Cómo pude ser tan imbécil? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Por qué me cuesta tanto pedir ayuda? ¿Por qué estaba dispuesto a dejarme llevar hasta un juez de oficio en vez de llamarte y gritar: ¡Help me Baby, auxilio!?
¿Por qué suena Pala cantando "en la noche Bogotá es una muñeca vestidita con los trapos de la historia" y yo inmediatamente recuerdo que llevo unos días odiando a esta ciudad que siempre ha sido mi amorcito? ¿Por qué volví a pensar en el balazo en el hocico después de 10 años? ¿Por qué me volví a sentir como en esa noche fría en puesto 8 en que alcancé a probar el frío de la trompetilla y su sabor metálico? No te voy a contar que a veces pienso en otra chica (en otras chicas) porque ya lo sabes y siempre lo has sabido y siempre lo vas a saber en silencio. No voy a contarte que cada triunfo me trae un poco de misera, que estoy condenado a no permitirme la felicidad, que - como lo dice Truman Capote - con cada talento viene un látigo que sirve exclusivamente para autoflagelarnos. Que a los 28 volví a sentirme como a los 21, como Horacio Oliveira subiéndose el cuello de la canadiense, hartándose de perseguir algo que no distingue, algo que no conoce, algo que está del lado de allá cuando él anda acá y viceversa. Que podría llevarme una clocharde a mi cama con tal de borrar tu fantasma, con tal de arrancarme ese olor perfecto de tu cuerpo a los 19 años, que tengo toda la voluntad de olvidarte y no lo logro, que me exaspera que seas perfecta, que siempre tengas la respuesta adecuada, que todos los fracasos que hemos tenido sean única y exclusivamente mi culpa, que odio ser el maldito saboteador de mi propia fortuna, que odio que lo mejor para ti sea huir despavorida de este comportamiento autodestructivo que nunca va a hacerle bien a nadie.

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