viernes, 16 de diciembre de 2011

Penélope

Cuando contemplaba la posibilidad de tener hijos soñaba, en realidad, con tener una hija. Ansiar tener hijos sin tener con quien tenerlos, o desear abiertamente ser padre en un mundo como éste me parece un poco irracional y egoísta; pero en aquel entonces - profundamente enamorado - yo imaginaba una hija que tuviera los ojos de la mujer que amaba, que tuviera su prudencia, su sonrisa y su espíritu crítico; una hija que no tragara entero, que se hiciera preguntas, que se sentara en la cama a leer durante horas y que estuviera más interesada en la obras que en los hombres; que se arreglara lo justo y necesario antes de salir a la calle porque eso es lo que hacen las mujeres que tienen gracia natural. Imaginaba una hija que me llamara papá con alegría y que decidiera a qué dedicar su vida sin dejarse presionar por sus padres y su entorno. Soñaba - en síntesis - que mi hija fuese una mujer que pudiera mirar atrás y sentirse satisfecha por todo lo conseguido.
Nunca imaginé a mi hija aprendiendo a caminar o a manejar la cuchara armando pequeños desastres en la cocina; siempre pensé ella como una adolescente o como una mujer adulta, la soñaba como mi par, como un espíritu encarnado tantas veces y tan viejo como el universo mismo y como yo. 
Ahora imagino, Penélope, la alegría de sostenerte en mis brazos por vez primera y hablar de ti a mis amigos mientras les enseño tus fotos en mi teléfono celular. Los sueños de padre corresponden a alguien más y yo me dedicaré a malcriarte, a hablar contigo - cuando crezcas - de temas que probablemente nunca compartirás con él. Imagino, Penélope, que la vida me va a dar tiempo de sentarme un día contigo a tratarnos de igual a igual, a reconocernos como pares, como espíritus tan viejos como el universo mismo que decidieron encontrarse en la misma familia. Brindaremos con alguna bebida caliente, Penélope, oiremos música y sonreiremos.
Penelope by My Teenage Stride on Grooveshark

2 comentarios:

  1. Penélope será una hermosa luz en tu vida, se encargará de recordarte la ingenuidad y la fantasía que hay en un niño, en mostrarte la vida en pedacitos dulces (de esos que uno siempre quiere repetir). El universo quizo que fuera tu sobrina y no tu hija, por eso los une en ésta línea de la vida, donde seguramente tendrán muchos senderos que podrán caminar juntos.

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