viernes, 10 de julio de 2009

Artistas en Manhattan


Es la fiebre la que me hace soñar cosas tan extrañas. Alcanzo a verme en el espejo del cuarto mientras escribo, e imagino a John Lennon desnudo registrando en su diario de sueños extravagancias fantásticas por encargo de Yoko. Tú duermes porque mañana tienes una exposición importante, y supongo que estás soñando cosas que mañana no vas a recordar; sin la menor sospecha de que en mi sueño no llevábamos la vida cómoda que tenemos ahora como artistas en Manhattan.
En mi sueño vivíamos en ciudades distantes, compartiendo la cama con un hombre y una mujer que no logré distinguir. Soñé que por alguna razón del destino terminábamos separándonos y el plan de vivir juntos se diluía en el tiempo, con cada jornada laboral, con cada bus de regreso a casa, con cada canción de Los Rodríguez que ya no nos servía para no olvidar, con el paso de años y años de no hablarnos y no mirarnos a los ojos. En mi sueño extrañaba tu sonrisa y deseaba volver a verte sobre mi cama enfundada en la cotidianidad de tu uniforme de colegio y sentí una tristeza infinita porque el deseo irremediable de besarte nunca más iba a ser algo posible.
Así que lo hago ahora. Te beso la frente y murmuras cualquier cosa. Te digo que te amo aunque no vas a responderme y me dispongo a dormir de nuevo; pero es como si algo me halara fuertemente del ombligo, como si de nuevo en el techo se proyectaran mis alucinaciones, como si mi cuerpo estuviese otra vez completamente paralizado.
-“Es la fiebre la que te hace soñar cosas tan extrañas” - dice ella. “Yo también te amo” – agrega – “y sigues hablando mientras duermes”.
-“No imaginas lo que soñé” – digo.
-“No lo imagino” – dice mintiendo habilidosamente. “Pero algún día deberías regresar a Manhattan”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario