viernes, 31 de agosto de 2012

Salto con Garrocha

Suelo olvidar mis sueños. La semana pasada, sin embargo, tuve uno de esos sueños incoherentes que uno recuerda días después y no suele entender bien; ni el contexto, ni los motivos ni la moraleja del sueño parecen estar claros.
Soñé que estaba junto a una terraza, en el cuarto o quinto piso de un edificio residencial de un lugar indeterminado que parecía ser un barrio junto al Mediterráneo (en los sueños uno simplemente sabe esas cosas y ya). Cerca a mi silla había un pequeño foso, de esos en los que los atletas apoyan las pértigas cuando van a saltar. Al otro lado del pasillo estaba mi hermano, quien se disponía a intentar un salto al vacío. Traté de detenerlo, le dije que era una estupidez que tratara de saltar; que el espacio entre las dos calles era estrecho pero que indudablemente la garrocha lo impulsaría hacia arriba (no hacia el frente) y que terminaría en medio de la calle. Manuel me dijo que él tampoco sabía hacia donde iba, que saltar era su forma de sentirse libre y que a veces las decisiones de uno ni siquiera estan en sus manos.
Manuel tomó carrera, encajó la pértiga en el foso y en vez de llegar hasta el edificio del frente o terminar en la acera, se elevó sobre el Mediterráneo de tal manera que ya no pude volver a verlo. Pensé en Dédalo e Ícaro. Antes de despertar le di un último sorbo a mi vaso de whisky. 

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