Pero no iba a durar para siempre. Era inevitable. Pasaban tanto tiempo juntos en estudios de grabación, en escenarios, en giras, en tardes de té, en ejercicios colectivos de meditación, en tantos lugares y situaciones de cercanía que nada pudo evitar que la insoportable belleza de Pattie tuviera un efecto devastador sobre un alma sensible como la de Eric. La suya era una historia como la de Layla y Majnum, excepto que Pattie no había sido obligada a casarse con George, que también era un alma sensible y compasiva y ahora todos se veían en una dolorosa sinsalida: Eric enamorado de la esposa de su mejor amigo, Pattie intentando reacomodar un matrimonio que a la larga duraría varios años más sin brindar de nuevo un ápice de la felicidad inicial, George obligado por sus contratos discográficos a producir álbumes con los cuales no estaba satisfecho y dejando el espacio preciso para los encuentros entre su esposa y su amigo.
Una noche se vieron en un apartamento en South Kensigton. Eric quería mostrarle a Pattie una nueva grabación y ella se sintió casi intimidada con esos violentísimos riffs de guitarra. ¿Sería eso el amor? ¿Sería tan violento lo que se movía en el corazón de Eric en su presencia? Llegó la paranoia, supo que todos iban a notarlo y que ella sería Layla ante el mundo. Supo que estaba expuesta. Tuvo que huir, evitar desastres mayores, esperar que el corazón de Eric se descongestionara. Pensaba en eso cuando Eric, ahora su esposo, dormía profundamente y ella miraba hacia el techo, sabiendo que él ya no iba a brindarle de nuevo siquiera un ápice de la felicidad inicial.
Una noche se vieron en un apartamento en South Kensigton. Eric quería mostrarle a Pattie una nueva grabación y ella se sintió casi intimidada con esos violentísimos riffs de guitarra. ¿Sería eso el amor? ¿Sería tan violento lo que se movía en el corazón de Eric en su presencia? Llegó la paranoia, supo que todos iban a notarlo y que ella sería Layla ante el mundo. Supo que estaba expuesta. Tuvo que huir, evitar desastres mayores, esperar que el corazón de Eric se descongestionara. Pensaba en eso cuando Eric, ahora su esposo, dormía profundamente y ella miraba hacia el techo, sabiendo que él ya no iba a brindarle de nuevo siquiera un ápice de la felicidad inicial.