lunes, 9 de agosto de 2010

A mitad del puente


Quiero borrar las distancias, que nos demos la sensación de hogar que hace tiempo nos ha sido esquiva. Llegar a tu casa con vino tinto, sentarme tras el almuerzo a acariciar tus piernas, mirar tus tobillos, tus rodillas, los dedos de tus pies como si fuesen poderosos talismanes antiguos, leer juntos sobre cosas que a ambos nos interesen, trabajar en las cosas que tenemos pendientes y recostarme en tu pecho cada cierto tiempo. Abrir la puerta de mi casa y verte llegar con ropa para mañana, que no te importe al salir dejar un cepillo de dientes, un desodorante o una de tus mil doscientas cremas. Quiero tocarte con la tranquilidad de que nadie va a llegar a interrumpirnos (ni siquiera los gatos), quitarte la ropa con la puerta abierta, decirte que te adoro ya sin prevenciones y sin angustias, dejar de gritar desde la otra orilla, encontrarnos a mitad del puente y darnos un abrazo o un beso en el que me digas que a fin de cuentas te sientes afortunada, que ya somos amigos, que el amor es sólo un paso adelante, un salto conjunto al vacío, la decisión de emprender juntos un camino, una canción de Gustavo Cerati en el televisor, un hermoso aprendizaje constante del uno sobre el otro, esa sonrisa que se te escapa cuando pretendes dormir y yo te beso la mejilla y te digo algo bonito.


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