martes, 24 de agosto de 2010

PIC NIC en el 602


¡Ah, vecinos de esta Maison, si supieran ustedes quién está habitando a su lado! Este pequeño Dakota tercermundista, esta joyita de conservación arquitectónica ahora está habitada por un tipo que a veces desearía no dejarlos dormir. Alirio abre la puerta y me llama por mi nombre antecedido por un 'Don', suena en el celular la versión de Pic Nic de la gira 2007. Al fondo gritan miles de colombianos entre los cuales estoy yo y es bueno saber que uno de los momentos más felices de mi vida está registrado en discos compactos y DVDs que circulan por toda América Latina. ¡Cómo me encanta ese solo de guitarra, qué delicia el sonido de esa octava por encima en la guitarra de Gus! Pienso en las fiestas del 504, del 301, del 302 y quisiera hacer uno de esos Pic-Nics memorables en el 602, con música a todo volumen, con mis amigos reunidos, con música increíble, con sexo en algún lugar diferente a mi cama. ¡Qué delicia aquellos días de decibelios altos y vecinos sordos o tímidos! Ella y yo alejándonos de la colectividad de amigos para estar cada vez más cerca del escenario, yo quitándome la camisa para deshacerme el buso que tenía por debajo y me mataba del calor, y de pronto el riff sonando de forma intempestiva, el Simón Bolívar estallando en júbilo y saltando como una turba de dementes unidos por una canción alegre y yo saltando con el buso y la camiseta en la mano. Desconecto los audífonos y conecto el celular al equipo de sonido, subo el volumen al máximo y los gatos se despiertan, estoy solo y nadie va a venir a molestarme y si vienen no voy a escucharlos, abro el computador, me permito agregar whisky a mi taza de café, me tomo un momento para escribir sobre la felicidad de un instante placentero y sencillo a solas antes de regresar a mi rutina. Gracias Gus, gracias Zeta, gracias Charly por tantos momentos de felicidad a lo largo de estos años de vida. Hay nuevos aires en Chapinero alto, hay una chica que me hace soñar cuando se queda en mi Maison, hay canciones en cocción que me devuelven la fe en mí mismo. ¡Pic Nic! ¿Ya me acostumbraste? ¡Aún no! Aún no me acostumbras, Corazón, y todo esto es delicioso.


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