lunes, 9 de agosto de 2010

Que es un soplo la vida, que 30 años no es nada



No sé si era una tarde de domingo cuando él empacó toda su ropa en las maletas y se fue mientras ella no estaba. No sé si lo gracioso o lo anecdótico fue que se llevó la ropa con o sin los ganchos, no sé si se fue para un apartamento de soltero o si se fue directamente al hogar donde vive ahora. Yo que recuerdo todo con lujo de detalles tiendo a recordar esos sucesos como una mancha en mi memoria. Ella lloraba y me escribía, me contaba cómo le dolía en el estómago todo lo que estaba pasando, cómo prefería dejarlo para que los chicos estuvieran bien. Él también me hablaba, casi siempre con un cigarrillo en la mano, me decía que algún día iba a saber lo que era perder la cabeza por una mujer y que ojalá no sucediera en el momento equivocado. Yo los escuchaba sin poder aconsejarlos, sin poder decir una palabra, sin tener la experiencia o el conocimiento o una frase cliché como: Sé por lo que están pasando. Nunca vi a ninguno de los dos tomar tanto, ni escuchar tanta música a todo volumen, ni llorar hasta que las lágrimas escurrieran por sus mejillas y por su nariz. No podía tomar partido, ni por él ni por ella. Él me habló un par de veces de aquel nueve de agosto. Me dijo que estaba terriblemente nervioso, que todo se lo estaba cobrando el sistema digestivo, que ella entró por la puerta con el vestido blanco y la belleza violentísima de sus diecinueve años. Que en ese momento pensó que la iba a amar toda la vida. Era demasiada información, sentí que me estaban madurando a la fuerza. Es un soplo la vida y 30 años no son nada. Esta mañana desperté pensando que otra vez estábamos los tres juntos elevando cometas en Chipre, me desperté sintiéndome otra vez el amigo que los escuchaba sin poder opinar, el depositario adolescente de sus preocupaciones adultas, ese niño pequeño que ante la falta de que alguien más los llamara papá y mamá aprendió a leerlos en silencio y a llamarlos Raúl y Doris.

5 comentarios:

  1. Yo también les digo a mis papás Jairo y Pili. A mi abuela Alba (a veces) y a veces a Julia le digo Hermanita... y eso es lo raro.

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  2. Leyendo este post revivì las peores sensaciones que he tenido en la vida.

    ¿Tù no tienes hermanos?

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  3. ¡Hermanos es lo que tengo! Soy el mayor de cuatro y además tengo dos hermanos medios. Sorry if I woke your ghosts up.

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  4. Es impresionante como cambia la situación de casa en casa. El común denominador es la separación pero el resto, todo alrededor... las emociones, las reacciones etc etc son bien distintas. Cuando mis papás se separaron no hubo drama, no hubo alcohol(nunca ha habido). Fue como si ese momento y esas circunstancias fueran lo más natural. Todos nos acomodamos rapidito y continuamos nuestras vidas sin mayores alteraciones. Los años que siguieron nunca pensé ni deseeé realmente que mis papás volvieran a estar juntos (y eso que se quisieron como nadie y que jamás me tocó presenciar una pelea ni una falta de respeto)...sólo en estos últimos meses se me ha pasado por la mente (o el "corazón" o la parte esa misteriosa que siente) la posibilidad de un reencuentro familiar...que es imposible actualmente. Hace poco me dolió estar senatada a la mesa con mis hermanos, mi papá y su cuasi-esposa (¡sobre todo porque es tan distinta a mi mamá!)...y ese mismo dolor lo he sentido cuando estamos de vacaciones y mi mamá se queda en casa. Pero qué se le va a hacer. Me parece peor la situación de las familias en las que los papás ya no se quieren, ya no se entienden o incluso ya no se soportan pero que por guardar apariencias y por convencionalismos pendejos no se separan y vuelven un infierno el hogar. En fin.
    Toda la vida les he dicho papá y mamá y una cantidad absurda de apodos...pero casi nunca por sus nombres. Mis hermanos si son Martín y Sara y punto.

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  5. Ok... puesto el tema... los míos se están separando en este momento después de 36 años de aguantarse de todo, después de que es lo que les hemos pedido sus hijas desde que estamos adolescentes y después de que ya no vivimos con ellos, así que "no nos toca"... nunca es tarde para empezar a ser feliz o a intentarlo, porque para eso no hay garantías...

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