martes, 10 de agosto de 2010

Om Gan Ganapataye Namaha

El que predica pero no aplica se levantó esta mañana decidido a retomar la búsqueda intensa de sí mismo. Agua fría en la ducha, limpiar la cocina, aprovechar que ya hay minutos para llamar a papá, a mamá, a mis socios, a cierta chica; decirles a todos que los quiero, unas pastillas para controlar los pucheros (si mi mamá no me mima me mimo yo mismo), sentarme a desbaratar los problemas en pequeñas unidades más fáciles de combatir, encender una vela al buda que me regaló mi tío Danilo, tomar una imagen de Ganesha y un dorje entre las manos, cantar un par de mantras (se siente mejor que ir a la iglesia y no me importa si es un efecto placebo o una deliciosa forma de transculturación). Me gusta ese perfume que invade la habitación. Goliat, Zeta y Hendrix me observan acostados como si supieran que es natural y que lo necesito desde hace tiempo. No soy sordo. Escucho los hermosos mensajes del universo antes de abrir el laptop y ponerme a escribir sobre ética y legislación farmacéutica. Perdonar es divino y es la única forma de seguir adelante, tal vez sea ése el camino intermedio, la forma de retomar el rumbo después de trastabillar. I've got my own meds, cada quién encuentra la fórmula y los aliados para romper los obstáculos. Hoy tengo razones para sonreír y deshacerme de esta barba de ermitaño.

4 comentarios:

  1. Cada cual con sus rituales.
    Qué no daría yo por un buen viaje de hongos para empezar renovada esta segunda mitad de año.

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  2. A mí siempre me han dado miedo los hongos. Me parece mucho menos arriesgado el papel.

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  3. ¿Miedo de qué exactamente, Lalu? A mí personalmente me parecen espectaculares. Los viajes que he tenido con hongos han sido maravillosos y enriquecedores. 100% recomendados.

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  4. Te recomiendo los antimicóticos para el miedo a los hongos. Yo creo que mi etapa de curiosidad ya pasó y los hongos nunca hicieron parte del menú.

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