miércoles, 23 de junio de 2010

Las haches y las zetas

Puedo perdonar todos los errores del mundo, todos los defectos. Puedo comprender la confusión y ese no saber qué quieres, puedo entender la mujer desorientada que a veces actúa como tu conciencia, puedo tolerar que compres de forma compulsiva, que gastes tu dinero irresponsablemente, puedo perdonar tu tabaquismo, puedo soportar que comas hasta inflarte y adquirir proporciones de cetáceo para luego culparte, dejar de comer y enseñarme los huesos de tu espalda. Puedo pasar por alto tus llamadas de borracha, las escenas de eso que - dices- no son celos. Comprendo perfectamente que veas a otros hombres, que sueñes con aventuras desenfrenadas, que pruebes conductas pecaminosas que te hagan sentir viva de vez en cuando. No espero que al despertar tu boca huela a menta, ni me incomoda que ronques, ni que te rasques la nariz frenéticamente mientras estás dormida. No me importa que no recuerdes ni una cita de Borges, que no sepas cuál es la capital de Holanda, ni que te pongas nerviosa cuando tratas de decir algo en inglés. Soy capaz de soportar ese ficticio acento de niña paisa mimada y el molestísimo timbre de bogotana adinerada. Puedo perdonar todos los errores del mundo, todos los defectos, excepto - corazón mío - la falta de ortografía. Si de verdad me quieres procura no ubicar las haches y las zetas en lugares equivocados.

6 comentarios:

  1. Yo hago un esfuerzo enorme por obviar eso y pienso en todos los errores de ortografía que puedo tener yo sin darme cuenta, para intentar ser tolerante en ese tema con la gente que me gusta. Pero he dado con gente que me gusta que enreda todas las palabras... Duré 2 años con un novio que decía y escribía reloc (reloj), lo corregí mil veces (luego me he enterado que tiene un problema auditivo serio)... hasta un día que estando en su casa, de puro reflejo, lo corregí delante de la mamá y ella replicó: ya sé donde es que está aprendiendo este niño a corregir... hasta ese día...

    Recibí un correo lindo ayer: "confiansa"... veremos si soy capaz de superarlo.

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  2. La vez pasada un escrito tuyo me llevó a un libro. Esta vez una película me llevó a un escrito tuyo, a éste.
    La película se llama "El lado oscuro del corazón" y te la recomiendo (si es que no la viste ya). Empieza así:
    "No sé, me importa un pito
    que las mujeres
    tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
    un cutis de durazno o de papel de lija.
    Le doy una importancia igual a cero,
    al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
    o con un aliento insecticida.
    Soy perfectamente capaz de sorportarles
    una nariz que sacaría el primer premio
    en una exposición de zanahorias;
    ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
    bajo ningún pretexto, que no sepan volar..."

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  3. Hago cuentas y vi El Lado Oscuro del Corazón hace 11 años en un cineclub en Manizales. Si no me equivoco ese texto es de Benedetti (no de Armando, del difunto Mario). Quedé con ganas de tener una cama de esas, pero seguramente en algún momento me echarían a mí a rodar y no precisamente por la mala ortografía.

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  4. El poema es de Oliverio Girondo (¡tiene tantos poemas buenos!) y la película tiene muchas cosas maravillosas: la fotografía, los diálogos, la poesía, la luz, los personajes....no sé...realmente me gustó y creo que pronto la veré de nuevo. Por alguna razón me hizo pensar un poco en Rayuela y eso también me hizo pasar por este lugar.

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  5. A mí me gusta más el diálogo del final, en el que el man le da gracias a la pelada aunque esté vuelto mierda.

    El lado oscuro del corazón 2 me pareció inclusive mejor que la primera.

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  6. Del final de El lado oscuro del corazón:

    “Ana me destrozó el corazón, pero al herirlo lo creó. Nunca lo entenderías.

    Mi pobre Ana, mi querida Ana. Nunca hubiera podido pagarte esto que hiciste en mi. Iluminaste el lado oscuro de mi corazón. ¿Por qué decidiste permanecer pobre, dejándome a mí tan rico?”

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