martes, 1 de junio de 2010

Pola

Agosto 9 de 2007

Capítulo 27 - Fragmentos
 

-Oh, Pola - dijo la Maga-. Yo sé más de ella que Horacio

 -¿Sin haberla visto nunca. Lucía?

- Pero si la he visto tanto -dijo la Maga impaciente- Horacio la traía metida en el pelo, en el sobretodo, temblaba de ella, se lavaba de ella

- Etienne y Wong me han hablado de esa mujer- dijo Gregorovius- Los vieron un día en una terraza de café, en Saint-Cloud. Sólo los astros saben qué podía estar haciendo toda esa gente en Saint-Cloud, pero así sucedió. Horacio la miraba como si fuera un hormiguero, parece.

(…)
 
-Supongo que buscamos algo así, pero casi siempre nos estafan o estafamos. París es un gran amor a ciegas, todos estamos perdidamente enamorados pero hay algo verde, una especie de musgo, qué se yo. En Montevideo era igual, una no podía querer de verdad a nadie, en seguida había cosas raras, historias de sábanas o pelos, y para una mujer tantas otras cosas, Ossip, abortos, por ejemplo. En fin.

- Amor, sexualidad ¿Hablamos de lo mismo?

-Sí - dijo la Maga-. Si hablamos de amor hablamos de sexualidad. Al revés ya no tanto. Pero la sexualidad es otra cosa que el sexo, me parece.
(…)

-Probablemente Horacio buscaba en Pola algo que usted no le daba, supongo. Para traer las cosas al terreno práctico, digamos.

-Horacio busca siempre un montón de cosas- dijo la Maga-. Se cansa de mí porque no sé pensar, eso es todo. Me imagino que Pola piensa todo el tiempo.

-Pobre amor el que de pensamiento se alimenta - citó Ossip.

- Hay que ser justos- dijo la Maga-. Pola es muy hermosa, lo sé por los ojos con que me miraba Horacio cuando volvía de estar con ella, volvía como un fósforo cuando se lo prende y le crece de golpe todo el pelo, apenas dura un segundo, pero es maravilloso, una especie de chirrido, un olor a fósforo muy fuerte y esa llama enorme que después se estropea. Él volvía así y era porque Pola lo llenaba de hermosura. Yo se lo decía, Ossip, y era justo que se lo dijera. Ya estábamos un poco lejos aunque nos seguíamos queriendo todavía. Esas cosas no suceden de golpe. Pola fue viniendo como el sol en la ventana, yo siempre tengo que pensar en cosas así para saber que estor diciendo la verdad. Entraba de a poco, quitándome la sombra, y Horacio se iba quemando como en la cubierta del barco, se tostaba, era tan feliz.

(…)

-Y Pola estaba ahí cuando él entraba, y en su manera de mirar, y cuando Horacio se desnudaba ahí, en ese rincón, y se bañaba parado en esa cubeta, ¿la ve Ossip?, Entonces de su piel iba saliendo Pola, yo la veía como un ectoplasma y me aguantaba las ganas de llorar pensando que en casa de Pola yo no estaría así, nunca Pola me sospecharía en el pelo o en los ojos o en el vello de Horacio. No sé por qué, al fin y al cabo nos hemos querido bien. No sé por qué. Porque no sé pensar y él me desprecia, por esas cosas.

2 comentarios:

  1. ¿A vos La Maga y Teresa (la insoportable levedad del ser) no se te parecen mucho?

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  2. Confieso con vergüenza que no he leído La Insoportable Levedad del Ser y que dejé inconclusa La Inmortalidad, aún habiendo adorado la hipótesis del Homo Sentimentalis. Tengo una deuda pendiente con Milan Kundera.
    Mi exnovia odia a La Maga con todas las fuerzas de su corazón. Le gustó Rayuela pero en general detestó a Horacio y a La Maga. Según ella La Maga es el arquetipo de la detestable mujer boba y Oliveira el hombre cuarentón melancólico e inútil en el que tanto tema que yo me convierta agún día. Creo que en estos tiempos la angustia llega a una edad más temprana, creo que a los 40 estaré mucho más satisfecho de lo que estuve a los 25.

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