martes, 1 de junio de 2010

Ocho Anotaciones a mi "Autobiografía Paranoica"

Bogotá, enero 6 de 2007
1. En 1997 participé por primera y última vez en una contienda política, convirtiéndome así en el personero estudiantil del Liceo Arquidiocesano de Nuestra Señora (mi colegio). Armé un concejo estudiantil y organizamos una jornada de boicot a la cafetería de bachillerato para que rebajaran los precios. Creo que el dueño todavía me odia...
2. Siempre me han gustado los gatos. Pero mi fascinación comenzó el día que, accidentalmente, atropellé uno con el carro de mi mamá. Yo iba a una velocidad muy moderada por la avenida que del Terminal de Transportes de Manizales conduce a Villa Pilar, más o menos hacia las diez de la noche. Era un gato pardo, atigrado, más bien grandecito. Se apareció de la nada, saltando del sardinel a la calle. Por un breve instante lo vi mirándome aterrado. Traté de hacer que el carro le pasara por encima sin tocarlo, pero él salió corriendo de nuevo hacia el sardinel. Sentí cómo pasó por debajo de las dos llantas del lado izquierdo y cuando miré por el retrovisor, estaba inmóvil. Esa noche no pude dormir. Una semana más tarde conseguí a Fiona, mi primera gata.
3. En mi infancia sufrí de bronquitis, rinitis, principios de asma y anemia. Fui un niño muy enfermizo. A lo mejor por eso soy tan chiquito.
4. Aunque no lo crean, madrugué a ver el funeral de Lady D, y me quedé despierto para ver el de Juan Pablo II.
5. No quiero que el mundo se acabe, pero me parecería fantástico formar parte de la generación del Apocalipsis.
6. A finales de 1999 una bruja me dijo que la mujer de mi vida llevaba marcada la letra C. Desde entonces Cristinas, Claudias, Catalinas, Camilas, Carolinas, Cecilias y demás mujeres cuyo nombre empiece por C se me hacen más interesantes que las demás y procuro nombrar a mis guitarras usando la letra C. Yo a esa bruja le creo. Es la única persona que me ha hablado de secretos que ha nadie le he contado ni le contaré nunca. No volví a visitarla porque hoy hace parte de la lista de prófugos de la justicia colombiana. Mi sobrenombre, que también empieza por C, surgió en una fiesta increíble con Camilo Mateus, a.k.a. WonderUomo.
7. Me encanta regalar flores, escribir cartas a mano, deslizarme en medias por mi casa, acostarme sobre el piso frío a mirar para el techo.
8. Mi primera novia me quitó el vicio de comerme las uñas.

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