viernes, 3 de junio de 2011

Timing (Un cuento musical)

Boogie boogie. La cabeza de Efraín daba vueltas mientras miraba a María que sonreía de forma casi inocente prendida del volante y él - con la lentitud propia del copiloto, de quien no lleva el control porque además ha bebido - se preparó a decir las palabras mágicas y zigzagueantes que iban a salir de su boca con el mismo brillo y la misma rimbombancia con las que estaban sonando en ese momento en su cabeza:

- Me voy a despedir de ti con un beso.

Boogie boogie. La sonrisa de María perdió todo rastro de inocencia y se hizo aún más amplia cuando él se acercó a besarla. ¿Cómo no hacer de ese momento una discontinuidad en el tiempo, cómo no darle la duración de un solsticio de verano, cómo no recorrer sus labios con la curiosidad y la paciencia que casi nunca se tiene en estos días extraños en lo que se predice el Apocalipsis cada semana, cómo no acariciar con ternura su rostro como si fuera ella la más perfecta de las criaturas, la portada de un libro leído en quinto grado de básica primaria? ¿Cómo no?

Al abrir los ojos ella metía el pie a fondo en el acelerador diciendo "me voy" sin dejar de sonreir. Efraín despegó lentamente sus labios de la mejilla derecha de María, dando así fin al beso que sucedía en otra dimensión. Se bajó del carro y recordó que su nombre era otro, que no era un héroe de ficción. Miró con tristeza a aquella que ya no era María mientras se alejaba a toda velocidad por la noche de la calle 110. Miró luego de reojo hacia el Centro Colombo-Americano y recordó la canción que habría de enseñar a sus estudiantes al día siguiente. Subió las escaleras cantando mientras Efraín sonreía victorioso: "Do it now! Timing is the answer to success".

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