martes, 15 de marzo de 2011

Under My Skin (Un Cuento Musical)

"But each time I do just the thought of
you makes me stop before I begin"
Una de las cosas buenas de tener los senos pequeños es que facilita el uso de pequeños sostenes que dejan los hombros al descubierto, lo cual es ideal para usar este tipo de vestidos. ¿Qué pensará el que me escuche pensar de forma tan organizada? ¿Dije senos o dije tetas? Qué refinada estoy, será el vestido. ¡Esas ocurrencias de Manuel! Ahí está pintado. ¿Y ahora cómo carajo voy a subirme la cremallera hasta arriba? Tendré que pedirle el favor a él. Bueno, finalmente no fue tan difícil a la hora del té, Manuel y sus disparates, ahí está pintado, supongo que esa es una de las cosas que me gusta de él, sus disparates, sus disparates hipotéticos, sus ocurrencias virtuales. Este espejo debería ser más grande, pasaría más tiempo en el baño de la oficina y podría verme mejor la ropa. Estoy bonita, no nos digamos mentiras, yo sé que eso no es nada raro aquí pero soy una mujer bonita y eso hay que disfrutarlo. ¿A qué hora despertarán todos? Lo bueno es que a la hora del almuerzo casi nadie llama y casi nadie llega a la oficina. ¿Doctor Chang, Doctor Cheng, Doctor Ping? ¡Esas ocurrencias de Manuel!

¿De verdad existirá el tal Doctor Chang? Bueno, lo importante es que el té funcionó y que todos están dormidos. Lady se toma cualquier cosa que yo le dé siempre y cuando le diga que sirve para adelgazar. Pobrecita, cayó como un pollo sobre el teclado y el jefe dormido en el baño – roncando y todo - , Socorro y Luz Dary en la cocina. Demás que así se sentía el príncipe de La Bella Durmiente, con toda esa gente profundamente dormida alrededor. No sé como habrá hecho María Camila para que Sonia se tomara el té. Sonia, tan perfecta, tan puesta en su lugar, tan amable, tan bien arregladita, tan jarta y tan desconfiada. ¿Cómo habrá hecho Cami para que se tomara el té? Con lo mal que le cae, con lo intolerante que es con ella. Bueno, ya desconecté los teléfonos pero con el timbre no se puede hacer nada, la única forma es cortar la energía eléctrica y sin electricidad no podríamos hacer nada. Supongo que al jefe le dará pena decir que se durmió en el baño, Lady me preguntará preocupada qué le pasó, Socorro y Luz Dary en la cocina, Sonia en el sofá de la recepción. Ya se me ocurrirá algo. O les diré que yo me desperté primero y que todos estábamos dormidos.

Que estábamos todos dormidos y que quién sabe qué tendría ese té que le regaló a Manuel el hermano. Tan atrevido como empezó a hablarme por el chat de la oficina, si a duras penas me saludaba por la mañana y se despedía por la tarde. ¡Esas ocurrencias de Manuel! En vez de invitarme a almorzar o a cine o algo más normal. Está como loquito, qué pesar, debe ser que no le gusta comer acompañado o que le da pena o que le gusta almorzar solo, pero es un perfecto desconocido para casi todos aquí en la oficina, no creo que sea un asesino en serie - eso sí que no - y si lo es pues ya no tengo escapatoria, me tiene en sus manos y con un vestido rojo de coctel y unos tacones altísimos. ¡Esas ocurrencias de Manuel! Pero es hasta bonito como ha sucedido todo, primero las preguntas hipotéticas, sus pequeñas estrategias para conocerme a través de la palabra escrita, luego soltarme un día la frase así, desnuda, sin anestesia: “Yo no te conozco, María Camila, la verdad sea dicha, pero lo poco que sé y lo que desconozco me gusta mucho”.

Me imagino la cara que habrá puesto cuando leyó eso y la cara que puso cuando me despedí de ella esa tarde como si nada hubiera pasado, como si no le hubiera soltado una bomba, como si fuera posible seguir siendo simplemente dos compañeros de trabajo que se tratan de forma cordial y que fantasean con bailar salsa en el Palladium Ballroom, con colarse en el taller de Leonardo Da Vinci, con descifrar la numerología de las composiciones de Bach. “Lo poco que sé y lo que desconozco me gusta mucho”, no hubiera podido encontrar mejores palabras para describirlo todo. Si sigo lavándome los dientes de forma tan frenética voy a terminar sacándome sangre de las encías y mejor me salgo porque el baño de hombres huele mal en cualquier parte. Lo importante es salir oliendo a crema dental y a Black XS, no salir oliendo a baño de hombres. A lo mejor hasta me anime a cantarle algo al oído.

Porque dicen todos en la oficina que Manuel canta muy bonito, que lo han escuchado cuando se lava las manos, que una vez se pasó de rones en una fiesta de fin de año y que se subió a la pista en el karaoke y los dejó a todos boquiabiertos. ¿Será que se anima a cantarme algo? Es un poco lamentable esa dualidad, el Manuel que me habla todo el día a través del chat y el Manuel que se despide con reservas en la tarde y se va a su casa o a quién sabe dónde y no vuelve a la vida hasta las 7:30 de la mañana siguiente. Ahí quien lo ve, sentado en su cubículo escribiendo todo el día. ¡Es un ocurrente! ¡Es un atrevido! “Este amor, señorita, requiere algo de física, la piel me lo pide a gritos”. No podría haber encontrado una hora menos adecuada que el medio día y un lugar menos propicio que la oficina. Está loquito, qué pesar. Pero supongo que esa es una de las cosas que me gustan de él. ¡Esas ocurrencias de Manuel! Bueno, los tacones a punto, el vestido en su lugar, el pelo está decente, el maquillaje no muy descarado. Para descaros está Manuel.

Los dientes limpios, los zapatos brillantes, la barba afeitada al ras, el pelo no tiene arreglo  -  como siempre – el tocadiscos del jefe encendido en la sala de juntas, los teléfonos desconectados, los elepés en mi escritorio y jazmines sobre el suyo, vino rosso y dos copas, cuando todos despierten almorzaremos lo que cada uno trajo para un día regular de trabajo. Qué más da si por ahora no podemos ir juntos a Nueva York, qué más da si piensa que estoy loco (uno no puede ir por ahí mostrándole a todo el mundo cómo es, ¿o sí?), apuesto que nadie había hecho algo así por ella, traerle un poco de magia a la cotidianidad – qué engreído estoy, será el smoking - , poner la música a alto volumen como una señal para que salga del baño, tomar con mi mano su cintura, tal vez cantarle algo de Sinatra al oído, abrir un hueco en la rutina mientras el mundo sigue su camino, este amor – señorita -  requiere algo de física, bailar alegremente, bailar alegremente mientras todos duermen.



I've got you under my skin
I've got you deep in the heart of me
So deep in my heart, that you're really a part of me
I've got you under my skin
I've tried so not to give in
I've said to myself this affair never will go so well
But why should I try to resist, when baby will I know so well
That I've got you under my skin

I'd sacrifice anything come what might
For the sake of having you near
In spite of a warning voice that comes in the night
And repeats, repeats in my ear

Don't you know you fool, you never can win
Use your mentality, wake up to reality
But each time I do, just the thought of you
Makes me stop before I begin
Cause I've got you under my skin

1 comentario:

  1. Muy estimulantes sus palabras...

    Jugar con el ritual de lo habitual para hacerle (como ud. dice)rotos a la rutina, desentrañar la fuerza vital de las palabras para componer melodías, cazar mariposas, alzar el vuelo, producir sonrisas...

    Ha podido conciliar el sueño? Espero que si!
    (Yo no puedo decir lo mismo)

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