miércoles, 2 de marzo de 2011

InsOMnio

Solté la guitarra después de la media noche. Volví a retomar la curiosidad sonora que había perdido desde no sé cuándo. Desconecté el delay, apagué esa joya de amplificador con chorus y me dispuse a dormir. El sueño no llegaba. Prendí la luz, tomé Budismo para Dummies y terminé el capítulo iniciado desde antes del último trasteo. Me reconfortó recordar esas lecciones de impermanencia y procuré retomarlas par mi vida diaria. Pensé: Mañana me despierto 15 minutos antes para meditar. Volví a apagar la luz y dejé el libro en el piso ya que la mesita de noche está ocupada por el televisor. ¿Para qué televisor?, me pregunté. Debería devolverle ese cubito negro a Sebastián y que haga con él lo que quiera. Pero recordé el DVD de Zoé que ya encargué y me pregunté dónde carajo iba a verlo. ¿En el computador? No, no vale la pena. Debería comprarme un televisor decente que pueda poner en la pared para así desocupar la mesita de noche, un buen reproductor de DVD y un sistema de audio de esos que de verdad dan placer, porque como se me dañó el equipo de sonido... Es que no hay que ser tan radical, mi pelea no fue con el televisor sino con la televisión y lo que puedo hacer es poner la tele lejos del cable de Telmex y punto, como cuando vivía en Belalcázar, con televisor pero sin televisión y así vemos más películas y más conciertos y leemos más. Pero necesito otra lámpara para leer. La pondría sobre la mesita de noche, dejaría ahí el agua para las noches y el libro que suelte antes de dormir. Qué importa tener la ropa en un armario fuera de mi habitación si adentro tengo todos los implementos necesarios para escribir y para hacer música; aunque ni sé qué tan correcto es eso porque las guías para insomnio dicen que la habitación debe utilizarse para el descanso y que la cama es para dormir y para tener sexo. No, pero qué va, tampoco se puede uno tomar esas guías tan a pecho. Qué bueno sería acostarnos aquí un domingo en la tarde a ver un par de películas y a combatir el frío el uno contra el otro. Debería llamarla, pero ya está como tarde. ¿A qué hora dejé de narrar en pasado y empecé a pensar en presente simple? Mejor giro hacia el otro lado a ver si llega el sueño, porque mañana hay que madrugar a meditar.

1 comentario:

  1. Sus palabras.... a veces juguetonas, inquietas, seductoras tienen el poder de conmover.

    Esta noche o cualquiera de estas noches cuando no logre conciliar el sueño, imagine que sus palabras lo acarician hasta el ronroneo... eso es lo que produce el leerlo....
    Quizás eso lo ayude a dormir.

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