jueves, 14 de julio de 2011

Costumbres

"Siempre volverás, una y otra vez"
1. Llamé a mi mamá porque sabía que se sentiría mal. Cuando los padres de uno empiezan a envejecer o cuando se le empiezan a morir los ídolos de la infancia, uno necesita un abrazo o un amigo con quién compartir esas penas. Siento que soy amigo de mi mamá y la llamé a ver cómo estaba (años más tarde ella haría lo mismo con el accidente cerebrovascular de Gustavo Cerati, pero esa tarde el tema de conversación era Rocío Dúrcal). Mi mamá estaba tranquila, pero no dejaba de hacerse preguntas acerca de eso que llaman el camino de la vida y cómo nos van cambiando los papeles con la edad. Tenía en su memoria bonitas imágenes de sus conciertos. Tenía muchos discos para recordarla. Iba a estar bien.

2. Casi siempre al levantarse él siente que necesita dormir un poco más. No recuerda bien dónde leyó que existe una diferencia estadísticamente significativa entre el descanso obtenido por un hombre que duerme solo y un hombre que duerme con una mujer: los hombres que duermen solos descansan mejor. Será por eso que necesita dormir en su cama de vez en cuando, disfrutar de toda la extensión de su colchón y encontrar pedazos de sábana fría. Y no es falta de amor, no es agotamiento, es simplemente una necesidad física que ella no entiende porque el mismo estudio demostró que entre las mujeres que duermen solas y las que duermen acompañadas no existe tal diferencia.
Ella disfruta escaparse con sus amigos y amigas, hablar de otras cosas, coquetear de vez en cuándo con alguien más, ser ella misma porque inevitablemente terminó construyendo un personaje para satisfacerlo, para que no se vaya, para que siga enamorado de ella a pesar de las mentiras, de las rupturas en la confianza, de esas manchas en el pasado que a veces regresan a su memoria cuando está en la ducha y sabe que ese hombre que duerme en su cama también ha dormido en otras camas en vez de estar con ella y que ella también tiene pecados veniales ocultos, hermosas mentiras piadosas.
¿Pero para qué desconfiar el uno del otro, para qué seguir indagando en lo que han hecho en esos espacios que por una u otra razón se han dado? Borrón y cuenta nueva. Han tenido buenos momentos, ella es una buena compañía y eso hay que valorarlo y tratar de construir de ahí en adelante. Eso es optimismo y así es como debe funcionar la cosa. A lo mejor un día, cuando estén listos, se decidirán a llevar las cosas a otro nivel y terminen formando una familia, aceptando al otro con todas sus cargas e historias personales, con todo lo que les gusta y les disgusta, con todos sus defectos y todas sus virtudes. Pero por ahora como están, están bien.
O a lo mejor él simplemente nunca esté listo y nunca se decida y una mañana ella se despierte y se dé cuenta de que está harta, que han pasado los años y que vive la vida de una mujer madura cuando apenas se están aproximando sus 30. Un día va a tener que enfrentarlo, acorralarlo, hacer las preguntas directamente y se va a dar cuenta que ambos han vivido largos años de su vida en función de un pasado que fue hermoso y de un futuro que nunca va a materializarse. Después de un tiempo volverán a verse y recordará esa frase de Kundera que dice que el sentimiento amoroso nos da una falsa ilusión de conocimiento, y sonreirá cuando mire hacia atrás y vea todo claramente, y se dará cuenta de su inmensa fortuna e inevitablemente se sentirá  más joven, más viva y menos angustiada que ahora.

3. Hablamos por teléfono por más de media hora. Me contó de su vida y yo de la mía y sentimos esa familiaridad que nunca se pierde cuando se vuelve a hablar con alguien que uno ha querido tanto, con quien soñó una vida y con quien planeó cosas que no se realizaron. Hablamos de los amigos en común, de las enfermedades que los aquejan, de cómo todo el mundo debería buscar ayuda psicológica para vivir un poco más tranquilo o al menos entenderse mejor. Todos estamos un poco locos, pero ella y yo nos creemos más funcionales que el resto de la humanidad. Esa es nuestra enfermedad: somos orgullosos y eso me gustó siempre. Incluso mientras hablábamos llegué a preguntarme cómo sería estar de nuevo con ella, pero mi sistema encendió las alarmas de inmediato: es solo familiaridad, recuérdalo; es un conocimiento profundo, un cariño que trasciende la amistad y nos lleva casi a ser familia, pero nuestro cuarto de hora pasó hace rato. Concluidos esos 30 minutos decidí colgar. Quise abrazarla. Creo que nunca en el transcurso de estos años posteriores me he atrevido a darle o pedirle un abrazo.

4. En una noche de julio de 2002 Bruno y yo nos sentamos a fumarnos un cigarrillo en su habitación ya perfumada por el humo. Todo olía a tabaco: la madera de su cama, su televisor, las paredes, las cuerdas de su guitarra, sus camisas en el clóset. Me preguntó si la extrañaba y le dije que sí. Me preguntó si todavía estaba enamorado de ella y le dije que suponía que sí, que a veces no podía soportarla pero que igual la quería muchísimo. Después de una pausa me dijo que uno a veces subestimaba las canciones esenciales y prefería ponerse a analizar a fondo las letras de Portishead o Remy Zero en vez de prestarle atención a Juan Gabriel y a Rocío Dúrcal. Expulsó una bocanada de humo y con su voz de visos femeninos cantó suavemente: "No cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor".

3 comentarios:

  1. Abrazala, Sebastián, que hay exnovios que en realidad son familia que uno ha construido y despuès va dejando regada por el mundo.

    Y te mando un abrazo yo tambièn, por si te sirve de algo.

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  2. Ayer pensaba exactamente lo mismo con la canción de Durcal de banda sonora de mis pensamientos...linda coincidencia!

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  3. Qué pena la intensidad comentando pero esta entrada llega en un momento decisivo de mi vida y me ha conmovido bastante (como por variar). Empiezo a pensar que esa sensación de familiaridad y profundo cariño termina persiguiéndolo a uno un buen rato y es difícil recordar que el momento ya pasó y lo que queda es una cosa completamente diferente. La costumbre siembra dudas con respecto a los sentimientos, lo cual es una situación compleja para mí. En fin, muy buena reflexión, como siempre.

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