lunes, 24 de enero de 2011

Te quiero, pero estás tan gorda...

Hoy me escribió una amiga para consultarme dónde podría conseguir una copia en disco compacto del álbum Doble Vida de Soda Stereo. La consulta me sorprendió, pero sobre todo me puso a pensar en varias cosas mientras terminaba el cafecito de la media tarde:
1. Es cada vez más difícil que una persona se tome la molestia de buscar una copia en disco compacto de un álbum en particular. En un mundo en el que la industria discográfica pierde cada vez más millones de dólares año tras año, en el que no es necesaria más que una conexión a Internet para escuchar casi cualquier canción en cualquier momento y en el que el mercado de los discos halla su refugio en las publicación de compilados; es raro que alguien manifieste ese interés particular por encontrar una obra concebida dentro de la lógica del disco de larga duración. Ella quiere regalarle a su chico una copia de ese discazo de Soda y muy seguramente él se lo agradecerá por siempre, más cuando conseguir ese CD se haga definitivamente imposible.
2. Muchas personas tienden a convertir el rock en una vaina innecesariamente solemne. Hay que recordar que el rock and roll nació de la diversión, de la irreverencia, que las letras de Tutti Frutti o Rock Around the Clock no necesariamente se convirtieron en aportes invaluables al acerbo de la lengua inglesa, que a veces es más divertido escuchar a Los Toreros Muertos que a Mago de Oz (bueno, yo cambiaría el a veces por un siempre), que por más que haya buscado impulsar causas solemnes el rock debe ser, en primer lugar, divertido.
3. En ese orden de ideas casi cualquier fanático de Soda Stereo tenderá a encumbrar Canción Animal, Dynamo o Signos como el vellocino de oro del trío, subestimando a veces los deliciosos sonidos pop de Sueño Stereo o las letras despreocupadas de Soda Stereo o Nada Personal.
Y ahora viene mi conclusión de la tarde: Soda Stereo es una tontería deliciosa, es un disco que debe disfrutarse con el desenfado con el que necesitábamos todos ver el mundo en 1984.
Sí, es probable que frases como ¨Te quiero pero estás tan gorda¨, ¨¿Por qué no puedo ser del jet Set?¨o ¨Mi novia tiene bíceps¨ no sean aquellas con las que vayamos a recordar a Cerati cuando finalmente deje este mundo, pero lo que sí es cierto es que son un retrato de las preocupaciones propias de una sociedad y de una década en la que el dinero parecía brotar por todas partes y en la que lo importante era lucir bien y estar de fiesta.
¡Caviar, champán y un solo de saxo sensual! No me arrepiento en absoluto de haber pagado $50.000 en enero del año 2000 por mi copia en disco compacto de ¨Soda Stereo¨.

3 comentarios:

  1. 1. Los CDs tienen un problema gravísimo y es que se dañan pilao, entonces lo que pa uno es un tesoro dura menos que lo que se consigue gratis en Internet.

    2. Yo también prefiero siempre Los Toreros Muertos a Mago de Oz

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