lunes, 14 de febrero de 2011

Isabel

¿Cómo hace uno para expresar, sin remordimientos o sin caer en la ridiculez, el amor por un objeto? ¿De hecho es eso posible, amar un objeto? Tengo en Facebook un álbum de fotos llamado Pequeños Tesoros Materiales y está, básicamente, lleno de guitarras. Esta tarde grabamos unas acústicas para el nuevo sencillo de Gatoblanco y me puse a hacer cuentas y esa guitarra Honner, que compré hace casi 10 años y que llamé Isabel, ha grabado conmigo más o menos unas 30 canciones. Me metí a Blogger, leí una entrada vieja que habla de Cecilia en un texto en el que la mezclaba a ella con la mujer que adoraba en aquel entonces. Me dieron ganas de escribir acerca de mis guitarras, pero es tonto. No hay forma de expresar, sin caer en la ridiculez, esa relación que uno tiene con su instrumento. ¿O sí? ¿No fue eso lo que hice al escribir sobre Cecilia? Entré a YouTube y vi a The Edge hablando de su Explorer. No todos tienen esa costumbre animista y medio pendeja de poner nombre a las cosas. Tomé de nuevo a Isabel y toqué los acordes del sencillo nuevo. Tengo mucha ansiedad, muchas ganas de escucharlo en la radio. Tengo risa de tontico después de colgar el teléfono. Pronto me llegará una guitarra nueva, una electroacústica, otra Epiphone, e Isabel se volverá la guitarra de tocar en la casita, de componer, de tener junto a la chimenea. Esta entrada no tiene pies ni cabeza. Me voy a dormir.

3 comentarios:

  1. Ridículo no, son testigos de momentos personales en los que a veces ni siquiera otra persona tiene cabida.
    http://www.youtube.com/watch?v=j4muZLFlUR0

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  2. Sí señor. No me acordaba de esa canción.:)

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  3. Creo que soy de esas personas que le ponen nombre a sus cosas (mis herramientas de joyeria), creo que tienen, por decirlo asi, vida propia ya que ayudan a crear cosas que seguramente seran admiradas por alguien más.

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