miércoles, 16 de febrero de 2011

No sé a qué hora nos hicimos grandes

No sé, Anita, a qué hora nos hicimos grandes; en qué momento nuestros encuentros se hicieron conversaciones de adultos, cuándo se volvió a tender un puente entre nosotros, cuándo se borraron las diferencias de la adolescencia. Toda la vida hemos pensado diferente y hemos estado en desacuerdo en muchas cosas, pero es como si ambos hubiéramos sido caras distintas de una misma moneda y de alguna manera lo que el uno hacía encontraba eco u oposición en lo que hacía el otro. No puedo decir que alguna vez te sentí como una hermana, pero nunca te sentí tampoco como una tía; a lo mejor es como si fueras la más cercana de mis primas o una amiga que, por cuestiones del azar, resultó ser también la hermana menor de mi mamá.
La última vez que tuve el placer de recibirte en mi casa, pensé en el día en que me recibiste tú a mí en el jardín infantil, en lo bravo que me ponía cuando algún otro niño te molestaba, en el mínimo trayecto que había del Preescolar Jueguitos a la puerta de tu casa, en las tardes viendo Plaza Sésamo, en las sesiones de juegos con Isabel, en las caminatas con el abuelo para atrapar gusanos, en los paseos a un río, en tus amigas preadolescentes, en tu fiesta de 15 años, en tu grado del colegio. Perdóname si ese día estaba demasiado ocupado hablando por teléfono o trabajando en algún texto, perdóname si alguna vez nos enfrascamos en alguna discusión tonta, perdóname si alguna vez estuvimos en lugares de pensamiento distintos y no podíamos entendernos el uno al otro.
Gracias por salvarme el pellejo en alguna ocasión, por escucharme cuando estoy triste y por darme consejos, por atreverte a decir "esa mujer no te conviene", por el café y el licor compartidos, por hacerme reír cuando - a pesar de haber perdido ya la palidez anémica de la infancia - me sacas una sonrisa al llamarme "Carequeso".
Esta mañana cierro los ojos y no requiero esfuerzo alguno para vernos a todos en el salón de clases, con el delantal a cuadros amarillos y ese ineludible olor a regueros de café con leche. Feliz cumpleaños, Negrita. No sé a qué hora nos hicimos grandes. 



3 comentarios:

  1. Hermosos..se me aguaron los ojos, que relacion mas bonita, A Cosmo no lo conozco pero por referencia de la "bambucha" sé que es un bacán y mas con este regalo ya me cae muy bien:)
    Francy

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  2. Pues Francy, parece que lo que tenemos es amigos en común por montón.
    Un abrazo.

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  3. Sii..que charro, ademas amigos en común pero que no son comunes entre ellos. Asi es el mundo y el microuniverso de Manizales.
    Francy

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