lunes, 11 de abril de 2011

Bibiano


- "Josefina está como buena. Yo le haría la vuelta".
Yo sonreía dándole a Bibiano la razón de forma tácita, sólo por complacerlo, y diciendo para mis adentros que en realidad Josefina era un bodoque y que Bibiano era un nombre muy divertido, que imaginaba que sus amigos deberían llamarse Tatiano, Natalio y Catalino.
Bibiano era el dibujante del batallón y - por fuera de los oficiales y suboficiales - podría ser el único hombre atractivo para las mujeres que trabajaban en las oficinas del comando. Por eso todos le creíamos a Bibiano cuando nos decía que se había acostado con la de contaduría, con la secretaria del comando, con la de la Intendencia Local y con algunas Chicas de Acero.
Bibiano no era particularmente un Adonis. Su pelo era claro, tenía un bigotico muy gracioso y casi siempre andaba con una ceja levantada muy por encima de la otra.
Josefina se fue del batallón y entre Paulo César, Flavio, el Cabo León y yo nos repartimos sus funciones. Supongo que Bibiano nunca pudo acostarse con ella.
Al salir del ejército me enteré que Bibiano era el hermano mayor de una niña de Chipre a la que todos mis amigos llamaban "Ojos Convexos" y que durante mucho tiempo fue mi vecino sin que yo lo supiera. No sé si el ejército aún necesite dibujantes o si la tarea de hacer mapas haya sido encargada a herramientas digitales más eficientes y Bibiano esté ahora desempleado. Hace rato no camino por las calles de Chipre. Nunca volví a ver a Bibiano ni a "Ojos Convexos".

4 comentarios:

  1. Una vez vi empelotarse a unas policìas en el corredor del baño del club Campestre de Llanogrande, sin el menor pudor, como si se estuvieran peinando o lavando las manos.

    No me pareció ni cinco de agradable esa mzcla de medias veladas anti vàrices, uniforme de policía y pelo afeitado con diseño. Lo peor era que no dejaban de hablarme y yo no sabìa para dònde mirar.

    ResponderEliminar
  2. Eso es algo a lo que uno se acostumbra. Después de 11 años en el colegio yo me bañé en el ejército en duchas gigantescas con 36 de mis compañeros de clase durante 51 semanas eternas. Creo que con el paso del tiempo recuperamos el pudor y hoy en día no me bañaría con ellos. Ni siquiera cuando estuve en el ejército me hubiera quitado la ropa con semejante naturalidad delante de una mujer y menos acompañado por un grupo de soldados con olor a camuflado sucio.

    ResponderEliminar
  3. Cuando dijiste repartirse sus funciones, juré que ibas a decir otra cosa. Jajajaja

    ResponderEliminar
  4. Jajaja. No, nada. Nos repartimos sus funciones de secretaria.

    ResponderEliminar