miércoles, 20 de abril de 2011

Tocar un árbol / O sole mio

Este arbolito estaba parado junto al río que baja por la calle 110 con una inclinación de aproximadamente unos 30 grados (si pudiéramos formar un ángulo trazado con una línea imaginaria paralela al horizonte). Hoy lo encontré caído de bruces contra el cemento del caño y me dieron ganas de llorar, aunque sus ramas estuvieras secas y ya no tuviera hojas y pareciera más un mueto viviente que un árbol sano.
Frente a mi casa hay un eucalipto; un eucalipto grandísimo al que le van a cortar muchas ramas porque está a punto de meterse por las ventanas a los apartamentos del tercer y el cuarto piso. A veces cuando llego caminando desde el occidente toco el tronco del eucalipto y siento que me entra una energía rara, como si el eucalipto me hablara, como si hubiera guardado energía e historias de todos los años que lleva ahí parado, muchos más de los 29 que yo llevo caminando por el mundo.


Cuando te miro a los ojos pienso que las cosas bonitas se construyen así, despacio, sin afán y sin pausa como los árboles que crecen sin que uno se dé cuenta: 
  • Cuando te miro a los ojos y se te llenan de lágrimas me dan ganas de abrazarte y sentir que me hablas como ese eucalipto, que me cuentas las cosas que han pasado en este mundo desde mucho antes de caminarlo; las historias de tus abuelos y los míos, los mundos de los que venimos. 
  • Cuando te miro a los ojos y sonríes es difícil no mirar hacia otro lado porque luces insoportablemente hermosa, porque es como si saliera el sol, como si lo tuviera enfrente en la costa napolitana; aunque lo único italiano entre nosotros es el origen de esta pizza que estamos compartiendo.

3 comentarios:

  1. Es curioso yo de niña, solia abrazar arboles de eucalipto en un parque muy cercano a mi casa, y si es cierto trasmiten una energia rarosa muy bonita.

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  2. Los árboles, especialmente los que viven mucho tiempo como los robles, los cedros o los eucaliptos han presenciado tantos eventos que es inevitable no sentir algo raro al verlos y mucho más al tocarlos. Esa capacidad de vivir tanto, de soportar cambios climáticos, de llegar casi al borde de la muerte y de repente vivir de nuevo es lo que me encanta de las plantas. Tal vez por eso, estar en medio de un bosque es una de las mejores experiencias que uno pueda tener en la vida. Qué bonito que no sea yo la única loca que siente esa conexión.

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  3. Últimamente me gusta mucho "Laberintos".

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