lunes, 18 de abril de 2011

Comentarios Inútiles XVIII

Domingo/Martes
1. ¡Ay Bogotá! ¡Esa hermosa tendencia tuya a alimentarme la desesperación y el amor a intervalos! Esta semana estuve escuchando de nuevo a Pala (Carlos Palacio, un cantautor de Medellín que vino a dar a Bogotá y luego se fue para Buenos Aires) y recordé cómo me ponía blandito el corazón escuchar su álbum Palabras. El disco tiene dos canciones (Bogotá y Colombita) que me hicieron pensar mucho en aquel entonces en la forma en que uno va desarrollando amor por los espacios, por los países, por las naciones, por los estados mentales derivados de la sociedad que -  la larga - es la que le da sentido a esas divisiones políticas y administrativas. Creo que era Armando Silva el que hablaba de una especie de doble nacionalidad que desarrollábamos los colombianos no nacidos en Bogotá que veníamos a dar aquí. Hablaba del bogotano nativo, del valluno-bogotano, del costeño-bogotano, del paisa-bogotano e incluso del caso particular de los nacidos en Bogotá hijos de padres provenientes de regiones distintas del país. Ayer estuve de paseo por Bogotá - cosa que últimamente hago cada vez menos por la anestesia general en la que se convierte el moverse siempre por los mismos espacios - y al atardecer - en un café del centro - volví a sentir el flechazo.
2. Nada más tonto que poner en la balanza o incluso en la misma categoría el amor que uno siente por el lugar en que nació y el que siente por el lugar en el que ha elegido vivir. Siempre he hecho la misma comparación y me perdonarán mis lectores si ya se los había comentado alguna vez: es como comparar el amor hacia la mamá con el amor hacia la novia. Las tragedias recientes ocurridas en la ciudad de Manizales me tienen terriblemente triste y decepcionado. Si no fuera porque mis padres, mis hermanos y algunos amigos están allá no tendría razón alguna para visitar mi ciudad natal. Leer los titulares me desinfla. Hace unos días en este mismo blog estuve reflexionando acerca de la naturaleza del manizaleño y ese día no recordé la distinción hecha por Armando Silva. Ahora tengo esa 'doble nacionalidad' de manizaleño-bogotano.
3. A la luz de las reflexiones de Silva, Ven Aquí (una canción de Gatoblanco que grabamos hace un par de años con Sebastián Yepes y Andrés Gutiérrez - de Tinto - ) sería entonces una canción hecha por manizaleños bogotanos. Quisiera volver a entenderla desde ese punto de vista, quisiera volver a sentir las cosas bonitas que sentía por mi ciudad natal en ese momento, pero justo ahora no encuentro cómo.
4. La vida es de ciclos, de periodos; de querer vivir de noche o disfrutar al máximo el día, de trabajar duro o tomar el tiempo para conocerse a sí mismo, de tener el corazón dispuesto para enamorarse o disfrutar de la gente nueva y el tiempo a solas. De soñarse como estrella de rock y escritor afamado o de adorar el anonimato y la consignación quincenal en la cuenta de ahorros. Hay que estar atento, hay que tener olfato, asertividad y capacidad de adaptación para evitar que se pierda la oportunidad de vivir algo bonito. La vida está llena de felices coincidencias.
5. Anoche estaba pensando en palabras impactantes, en discursos o textos que he recibido y que nunca se me van a olvidar. Recordé tres por razones distintas:
a. El mejor consejo: - "No se le olvide a qué vino".
b. La frase escrita más conmovedora: - "Gracias por ser profesor de corazones duros como el mío".
c. La que aún no entiendo: - "Tu mayor problema es que eres adicto a la belleza".
6. La historia es un cuento bien raro. Eso le decía yo a Jálida, mi amiga historiadora. Entre las carreras que siempre me llamaron la atención estuvieron la historia y la literatura pero a ambas las descarté por la misma razón por la que no quise estudiar música en la Universidad de Caldas: No quería ser profesor. Inevitablemente la docencia ha hecho parte de mi vida y no es algo que me incomode (uno se adapta, la vida es de ciclos). En todo caso lo que me gusta de la historia es que nos permite saber de saber de dónde venimos pero es precisamente esa la misma razón para no querer saber mucho de ella. Richard Ashcroft lo expresa de la mejor manera en God In The Numbers: "The more I learn of history the more I hate it, 'cause we're repeating things we did a thousand years ago". ¿Y la historia de Jálida en qué irá? Me contaron que se había casado.
7. Me gusta el número 18. Suma 9. Me trae bonitos recuerdos. La música, la matemática, la religión, la naturaleza, todo parece estar interrelacionado y es como si sólo algunas personas en el mundo parecieran entenderlo. Dice Ashcroft en la misma canción, una y otra vez: "I saw God in the numbers, I saw God in the numbers".
8. Juro que es la última vez que cometo el error de comprar unas gafas y no comprarles inmediatamente un estuche duro. No sé en cuantos marcos me he parado, me he sentado o he estripado dentro de un maletín relleno de pendejadas. Y si a eso le sumamos los retenedores de ortodoncia entenderemos por qué los dientes se me están volviendo - otra vez - una fiesta, una bacanal.
9. Real Madrid vs Barcelona FC. Se repetirá no sé cuántas veces este mes. ¿Y a mí eso qué? ¿Una victoria de uno o de otro cambiarán mi situación financiera, sentimental o de salud? Si todo está interrelacionado, es posible que sí.
10. La armonía vocal es una cosa muy bonita. Desde Natalia Merlano - una compañera de clase de la ASAB - no hacía un trabajo armónico vocal con una mujer. Y éste fue espontáneo. Sonará muy dramático - lo sé - pero fue un milagrito instantáneo.
11. Me dijo Mauricio esa vez: - "Le tengo que presentar una amiga que sé que le va a gustar". - "¿Y cómo es?" - dije yo. - "Amarilla" - respondió.
12. Esta señora me regaló un paquete de gomitas y me dio mucha pena simplemente decirle gracias mientras trataba de recordar su nombre.

3 comentarios:

  1. Mi parte favorita: la vida es de ciclos. A veces es duro darse cuenta de eso y aceptarlo, a veces uno lo acepta y quienes lo rodean no, pero creo que aquí está plasmado con mucha precisión.

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  2. Que a uno le duela la ciudad, así lo frustre, es cariño... Los vínculos son claros en esos momentos en que queremos agarrar a puños a alguien o a algo. Lo que no nos importa ni eso nos produce. Eso sí, esta ciudad necesita otros dirigentes, estos tecnócratas que creen que todo se maneja como una finca me tienen mamada! Esos que dicen con voz áspera: la plata es todo... por estos tontos no hay que votar.

    Eso decían de la inmortalidad en el Pendulo, que cada 300 años repetimos todo y que por eso sería muy maluco vivir para siempre. Yo no quiero llegar a los 80 y los 70 ya me parecen exageraditos.

    Yo lo que estaba pensando es que debe ser muy raro llegar a los 37 y no haber sentido nunca la necesidad de gafas. Pero si voy a que me hagan un examen seguro me ponen porque el todo hoy en día es vender.

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  3. Yo veo 20/20, mis gafas me las recetaron a los 15 años para tratar una conjuntivitis alérgica empeorada por la exposición a la radiación del computador. Cuando estaba en la universidad tenía una colección impresionante de gafas con todo tipo de filtros UV, pero se fueron perdiendo, dañando o regalando a gente querida. Mi mamá vió perfectamente bien casi hasta los 50. Mi papá siempre fue miope y ahora está casi ciego pero por una retinopatía diabética. Manuel usó gafas desde los 2 años para un problema de hipermetropía y astigmatismo, pero al crecer el problema desapareció. Sí, Manizales me duele. Me duele tanto que no quiero ni verla. Esa es mi conclusión porque durante los últimos dos años le he sacado mucho el culo a mi ciudad. Y la frase de Ashcroft sobre la historia va en consonancia con ciertas teorías sobre la expansión y contención continua del universo. Claro que yo tengo ese problema de querer revolverle metafísica a todo...

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